Forbes
2016-08-30
Además de ser un compositor de música popular, Alberto Aguilera Valadez, conocido como Juan Gabriel, tenía bajo su registro marcas para producir jabones, bebidas alcohólicas, juegos de computadoras y hasta instrumentos científicos, así como brindar servicios de hotelería, restaurantes y espectáculos.
Juan Gabriel, El Noa Noa, El Noa Noa de Juan Gabriel, Juangacuaro, El Mariachi de mi Tierra, Boon Boon y God is music, son algunas de las marcas del músico registradas ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), de acuerdo con documentos consultados por Forbes México.
El sello con más registros es Juan Gabriel con nueve, cuyo dueño es Aguilera Valadez. Adicionalmente hay dos marcas propiedad de Arturo García Aranda.
La marca Juan Gabriel vende. Y prueba de ello son los registros para sellar con ese nombre aparatos e instrumentos náuticos, geodésicos, fotográficos, cinematográficos, ópticos, de pesaje, de medición, de señalización, de control, de salvamento y de enseñanza.
También de distribución, transformación, acumulación, regulación o control de la electricidad, aparatos de grabación, transmisión o reproducción de sonido o imágenes.
El ícono del músico puede ser el nombre de las empresas que abastecen a los bares de comidas rápidas, cafés-restaurantes, cafeterías, casas de huéspedes, casas de vacaciones, así como de reserva de alojamiento temporal, de hoteles y de pensiones.
El nombre del Divo de Juárez también podrá utilizarse en restaurantes de autoservicio; servicios de banquetes, de bar, de bebidas y comidas preparadas.
Así como en la cata, degustación de vinos y alimentos, además en servicios de hotelería, moteles y restaurantes.
Los DVD y otros soportes de grabación digitales, así como cajas registradoras, máquinas de calcular, equipos de procesamiento de datos, ordenadores y software –incluyendo archivos de imagen y música descargables–, también pueden ser etiquetados con el sello Juan Gabriel.
De la misma forma los casetes y cintas de video magnéticas y para grabaciones sonoras, en los discos ópticos compacto, acústicos, compactos, fonográficos y magnéticos, soportes para grabaciones sonoras, melodías descargables para teléfonos móviles.
También publicaciones electrónicas descargables, videocintas, juegos de computadoras y partituras electrónicas descargables.
Según los registros ante el IMPI, el artista contaba con autorización para que su imagen apareciera en calcomanías, carteles, catálogos, libros, periódicos, tarjetas postales y publicaciones impresas.