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Mexicanos transforman un ‘vocho’ en auto eléctrico

Agencias

2015-05-03

Distrito Federal– A partir del chasis de un ‘vocho’ estudiantes universitarios mexicanos crearon un auto eléctrico de bajo costo que reduce la contaminación y que viable en ciudades donde se aplican programas como el “Hoy no circula”.
El proyecto fue parte de la titulación de cinco estudiantes de la carrera de Ingeniería Mecánica de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Kelmi Torres, Arlin Acosta, Ivette Luviano, Emilio de la Torre y Daniel Ordaz utilizaron el chasis de un Volkswagen (VW) sedán (comúnmente conocido como "vocho") modelo 75.  La idea inició el 7 de enero de 2014 en la materia Desarrollo prospectivo de ingeniería.
Emilio de la Torre dijo que “además de graduarnos, nuestro objetivo fue aportar con un vehículo viable para su uso en la Ciudad de México; asimismo, reducir la contaminación y que circulara diario”.
Utilizar un chasis de un VW permitió ahorrar costos de diseño y manufactura. “También ayudamos a que no se genere más basura. En México tenemos gran parque vehicular y nuestro proyecto permitiría la reinserción de dichos autos sin ser contaminantes. En lugar de comprar un auto nuevo, convierte en eléctrico al que ya tiene la persona”, explicó Kelmi Torres.
Por su parte, Arlin Acosta mencionó que la ventaja de su prototipo es que se reduce el precio de autos eléctricos “que en México es bastante elevado”, se recicla y reduce tanto el ruido ambiental como las emisiones del combustible.
Una de las mayores ventajas que tiene el auto creado por los estudiantes mexicanos es que las baterías se pueden recargar en cualquier enchufe, no es necesario usar plataformas especiales ni adaptadores como es el caso de los automóviles eléctricos que están actualmente en el mercado.
Al respecto, Daniel Ordaz explicó que el auto cuenta con un motor de corriente directa de excitación independiente y funciona con un rango de voltaje de 36 a 92 voltios (V). Es alimentado con un banco de seis baterías de ácido plomo de ciclo profundo de 8 V cada una.
“El flujo de energía es determinado a través de un controlador alltrax que soporta hasta 500 amperios (A) pico, lo que permite tener una potencia en el motor de 15 caballos de fuerza”, agregó. El auto alcanza una velocidad de 70 kilómetros por hora y la batería dura 45 kilómetros (km).
Costos y mantenimiento
Uno de los problemas a los que se enfrentaron los estudiantes fue al del presupuesto, pues aunque contaban con el apoyo del padre de Emilio de la Torre, el costo aproximado del proyecto fue de 180 mil pesos. Además, al ser un prototipo, se hacían pruebas con distintos materiales o desechaban aquel que ya no les era útil.
Sin embargo, ellos calculan que el precio al mercado sería aproximadamente de 140 mil pesos (menos del 70 por ciento del costo de un auto eléctrico de agencia) ya con todo el proceso de ingeniería, esto para poder competir con los autos compactos que existen en el mercado.
En cuanto al mantenimiento, De la Torre explicó que es casi inexistente: “Requiere un cambio de baterías en mínimo tres años”. También se pueden necesitar otros cambios como de balatas o fusibles ya que, al tomar como base un VW, todo es mecánico como la dirección, la caja de velocidades y los frenos.
Dificultades superadas
Una de las cuestiones que consideran les costó más trabajo fue la carrocería. Ivette Luviano explicó que la del VW pesaba demasiado, lo que afectaba a la velocidad y no era óptima. “Fue cuando decidimos cambiar por la estructura de fibra de vidrio de un VW Bug Boogie, que es un modelo que no salió a la venta”, dijo. La carrocería actual pesa 120 kilogramos.
Sin embargo, el equipo en conjunto considera que el principal cambio que necesita su modelo es conseguir un mejor banco de baterías que permita más autonomía del vehículo. “Si queremos algo más tangible, necesitamos lograr un mínimo de 80 km de autonomía”, manifestó Emilio de la Torre.
El auto es un diseño prototípico, por lo que los alumnos están conscientes de que aún queda mucho trabajo por hacer para mejorarlo. “Como todo proyecto, este sigue en fase de desarrollo; es un proceso constante de innovación, reinversión e ingeniería que terminará en un producto totalmente funcional,” comentó Daniel Ordaz.  (Agencia Conacyt)

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