Nacional

Veracruz, ejemplo en reproducción de cocodrilos en cautiverio

El Universal

2015-05-02

Distrito Federal– Con sus 3 metros, 40 centímetros y 250 kilogramos, “El Chavo”, no hace honor a su nombre, lleva más de 50 años de vida, todos en cautiverio.
Es un macho reproductor que ha ayudado en décadas a conservar su especie: Crocodylus Moreletii, que en un tiempo estuvo amenazada y en peligro de extinción. Hoy es el patriarca de más de 4 mil 600 reptiles que se encuentran en la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) El Colibí de La Antigua, ubicada a 20 minutos del puerto de Veracruz.
Con 30 años de antigüedad, ésta “granja” contribuyó a salvar la especie y es refugio de ejemplares maltratados, un ejemplo en Latinoamérica en producción y aprovechamiento sustentable de cocodrilos.
En su hábitat natural, los pantanos, ríos y afluentes del Golfo de México, “El Chavo” tal vez hubiera muerto. Los ejemplares como él en vida silvestre no rebasan los 25 años de edad debido a la contaminación, la caza furtiva del hombre, la pérdida del hábitat y su carácter territorial.
“Es un ejemplar bastante viejo, tiene 56 años, es uno de los más grandes de aquí…en cautiverio su vida es prolongada, como 70 a 75 años, mueren de la misma vejez”, explica la guía de la Granja de Cocodrilos El Colibrí, Juanita Susunaga.
Su largo cuerpo, colmillos afilados, su piel escamosa, dura y seca, los hace parecer agresivos, pero no lo son, solo buscan un lugar para refugiarse porque su territorio ha sido invadido por los habitantes de la región.
En cinco espacios legalizados del país se reproduce el cocodrilo Moreletti, pero sólo Campeche y Veracruz cuentan con permisos para su comercialización porque ya cuentan con una población de reptiles bastante grande.
Los 4 mil 600 cocodrilos que se encuentran en la UMA de La Antigua tienen diferentes tamaños, desde los 20 centímetros hasta 3 metros y medio, y a simple vista, no se sabe si son hembras o machos.
Los reptiles de sangre fría tienen que termoregular su temperatura en base al clima, por eso los primeros meses de vida son críticos para su supervivencia. El 20 por ciento de los huevos muere en el intento.
Los primeros seis meses, los pequeños reptiles están en una galera (especie de encubadora) con una temperatura regulada a 32 grados centígrados, después los pasan a un espacio a la intemperie, pero controlados.
Una vez que rebasan el año, son trasladados a un estanque con condiciones similares a su hábitat natural, porque ya resisten los cambios de temperatura. Para ellos, el clima ideal es el cálido porque son animales de sangre fría.
La cantidad que comen también está condicionada a la temperatura, pero en general consumen el 8 por ciento de su peso distribuido a lo largo de una semana.
“La temperatura que ellos tengan, determina el metabolismo, no tienen un metabolismo rápido, por lo que comen cada tercer día y en vida silvestre lo hacen cada 15 días. Días que son muy fríos no comen nada, lo hacen cuando hay más sol”, explica la guía.
Hace tres décadas cuando iniciaron la operación de la UMA, el cocodrilo Moreletti se encontraba en riesgo alto de extinción, pero desde el 2012 salió de la lista de especies amenazadas o en peligro de extinción, por lo que ya cuentan con permisos para comercializar productos derivados: carne, aceite y pieles.
La carne se consume en diferentes partes del estado y del país, en guisos o simplemente asada; mientras que el aceite es utilizado en tratamientos alternativos de problemas respiratorios como asma, enfisema pulmonar, gripe o tos; y con la piel se elaboran artículos a mano como cinturones, carteras y llaveros.
Hasta “mascotas” de cocodrilo se pueden encontrar en la “granja”. Se venden ejemplares de 20 a 50 centímetros de longitud con opción a devolverlo cuando mida un metro para que le regresen uno de menor tamaño.
La Unidad de Manejo Ambiental de La Antigua inició desde abril recorridos turísticos por la granja de cocodrilos para que la gente pueda conocer el trabajo que realizan: reproducirlos y conservarlos, porque anualmente mil 500 ejemplares son llevados al medio silvestre.
“Aquí en el estado la especie ya se encuentra más estable porque vamos liberando en vida silvestre, ya es una población que está estable por lo que nos dieron permiso para hacer el aprovechamiento sustentable de la especie”, expone la encarga de los recorridos por la UMA.
Su liberación, agrega, se realiza en sitios autorizados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, donde tengan un espacio adecuado y seguro, que no afecten a la población pero tampoco estén en riesgo.
Eso ocurre hasta que alcanzan una longitud de 1.70 metros, cuando tienen instintos para sobrevivir por sus propios medios.
Hogar de ejemplares maltratados
Todos los cocodrilos de la entidad que son encontrados después de sufrir maltratado o cuando ocasionan daños a la población, son llevados a la UMA de La Antigua, donde reciben atención médica y un espacio adecuado para su subsistencia.
Es el caso de Alvarado, quien fue encontrado en el puerto que lleva su nombre, con lesiones ocasionadas por el ser humano y que lo llevaron a perder un ojo, pero su rehabilitación y adaptación fue exitosa.
“Fue encontrado en el muelle de Alvarado, la gente lo empezó a agredir con palos y piedras a tal grado que perdió un ojo, por eso lo tenemos aquí en área de resguardo”, dice Juanita Susunaga, quien explica que todos los cocodrilos que son decomisados o que se encuentran en zonas urbanas, son llevados a la UMA para su conservación.
Ubicación Granja Cocodrilos
La Unidad de Manejo Ambiental de cocodrilos Moreletti se ubica en el municipio de La Antigua, a solo 20 minutos del puerto de Veracruz y a 40 de la capital del estado, Xalapa.
Camino José Ingenieros s/n, sobre la autopista, a orilla del río La Antigua.  

 

X