Ryan McCrimmon
The Texas Tribune
Austin— El Senado de Texas ya aprobó un proyecto de ley para que se permita portar armas en los planteles universitarios. Ahora la Cámara de Representantes se alista para considerar su propia medida.
La Cámara Baja del Comité de Seguridad Nacional y Seguridad Pública votó 6 a 3 siguiendo lineamientos partidistas ayer para enviar el proyecto de ley 937 del representante Allen Fletcher, republicano de Cypress, a la Cámara Mayor.
El proyecto de ley permite que los portadores de armas con licencia puedan llevar un arma oculta hacia el interior de los planteles universitarios, una propuesta muy controversial que ha sido criticada por algunos funcionarios de alto rango de los planteles de educación superior.
El rector de la Universidad de Texas, William McRaven, envió una carta a los legisladores en enero expresando sus inquietudes de que si se permiten las armas en los planteles universitarios “esto conllevará a un incremento en los tiroteos accidentales y en el número de personas que resultarían heridas por su propia cuenta al portar un arma”.
McRaven y otros han sugerido que los estudiantes que portan un arma podrían llegar a intimidar a sus compañeros de clases y profesores al punto de que se llegaran a infringir los derechos de libertad de expresión.
“Si se encuentran enfrascados en un acalorado debate con alguien en medio de un salón de clases, y si uno no sabe si cierto individuo anda armado, ¿cómo eso llegaría a inhibir la interacción entre los estudiantes y el profesorado?” según preguntó McRaven en un evento del Texas Tribune en febrero.
Mientras tanto, el rector de la Universidad de Texas A&M, John Sharp, dijo que a él no le preocupaba el que se permitieran las armas de fuego en el campus debido a que él confía en que los maestros y los estudiantes “trabajarán y vivirán de manera responsable en la universidad bajo las mismas reglas por las que se rigen en sus hogares”.
El proyecto ley de Fletcher para permitir que se porten armas en los planteles es muy parecido a la legislación del senador Brian Bridwell, republicano de Granbury, que fue aprobada por el Senado a principios de marzo.
Ésta es la segunda medida aprobada por el comité de la Cámara de Representantes para hacer que las leyes del estado, en torno a las armas, sean menos estrictas, dando seguimiento a una medida que les permita a los propietarios de armas de fuego con licencia portar armas al descubierto en público, misma que fue aprobada por el comité la semana pasada.
El comité escuchó los testimonios del público en torno a ambos proyectos de ley en marzo.
“La mayoría de las personas que estudian o trabajan en el campus no viven ahí. Ellos se transportan en auto, caminan o hacen uso del transporte público, y quizás tengan qué pasar por lugares menos seguros”, según dijo Fletcher al comité. “Las personas con licencia para portar armas deben tener la habilidad de protegerse a sí mismos durante esos recorridos”.
El proyecto de ley para portar armas en los planteles les permite a las universidades regular cuidadosamente la manera en que estas armas de fuego son guardadas en los dormitorios y deja normas en vigor para restringir que se porten armas en los centros educativos K-12, bares, hospitales e iglesias, incluso si estos están ubicados dentro de los planteles universitarios.
Las universidades privadas tienen la opción de permitir que la medida sea aplicada en sus propios planteles, una provisión que según algunos debe aplicar para las instituciones públicas también.
Debido a que sólo las personas de 21 años de edad en adelante pueden obtener una licencia para portar un arma de fuego oculta en Texas, la mayoría de aquellos estudiantes que aún no cumplen con este requisito no podrán portar armas en el campus, según dijo Fletcher.
Un punto crucial del debate es que si portar armas en los planteles hará sentir más o menos seguros a los estudiantes.
Richard Martínez, cuyo hijo de 20 años fue baleado fatalmente el año pasado en Isla Vista, California, dijo al comité a principios del mes de marzo que el proyecto de ley “hace que la vida en el campus sea más peligrosa”.
“Para muchos, la universidad representa ser la primera vez que viven lejos de casa, un tiempo vulnerable en sus vidas confrontado por las presiones académicas, problemas de relación en pareja y experimentación con las drogas y el alcohol”, dijo Martínez. “Si se añaden las armas de fuego al coctel, esto no tiene sentido”.
En la misma audiencia, Suzanna Gratia Hupp, una ex representante estatal cuyos padres fueron asesinados en el tiroteo en masa de 1991 en un restaurante Luby’s en Killeen, habló a favor de la medida.
“Si yo soy un loco que quiere matar a muchas personas y superar el número de personas muertas del tipo anterior que cometió tal cosa, no voy a ir a una convención de la Asociación Nacional del Rifle o a una exhibición de armas de fuego”, dijo. “Voy a ir a donde el Legislativo ha dicho que las personas no pueden protegerse por sí mismas”.