Milenio
2015-03-05
Distrito Federal— El líder del cártel de Los Zetas, Omar Treviño Morales, “El Z42”, promovió un amparo para no permanecer incomunicado en las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).
El juez Tercero de Distrito de Amparo en Materia Penal en el DF, Augusto Octavio Mejía Ojeda, concedió una suspensión para que, en caso de que se demuestre que está incomunicado, cesen dichos actos.
Treviño Morales, quien está detrás del incendio al Casino Royale, en Monterrey, y de las fosas clandestinas en San Fernando, Tamaulipas, fue detenido durante un operativo que las fuerzas federales realizaron en San Pedro Garza García, Nuevo León.
Su captura se logró el pasado miércoles tras un operativo de seguimiento a su operador financiero Carlos Arturo Jiménez Encinas, “El Plátano”.
Los Zetas son los responsables de la diversificación del crimen organizado en nuestro país, pues no sólo se dedicaban al tráfico de drogas, sino también al secuestro, extorsión, robo de hidrocarburos, tráfico de personas y de armas, actividades ilícitas que se expandieron a Centroamérica donde cometieron matanzas, como la decapitación de sus enemigos en territorio de Guatemala.
La PGR ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos por información que condujera a la captura de Treviño, mientras que el Gobierno estadunidense otorgaba cinco millones de dólares.
Ejército vigila vivienda
La residencia donde detenido fue resguardada por elementos del Ejército, luego que tras la captura del capo fue dejada sin vigilancia.
Treviño Morales fue capturado cuando iba a ingresar a su domicilio ubicado en la calle Vía Collatina, en la colonia Fuentes del Valle, del municipio de San Pedro Garza García, Monterrey.
Se trata de una vivienda no tan ostentosa, para las que se localizan en ese sector.
La fachada es blanca y apunta más al minimalismo, tiene un portón eléctrico y la cochera es doble. Al parecer El Z-42 habitaba en ese lugar desde hace unos meses y lo hacía acompañado de su familia.
Entre los ocupantes del inmueble, había niños, al menos así lo demuestran los juguetes, los libros de cuentos y hasta un recado en una tarjeta con el mensaje “Te amo mamá”.