Nacional

Pide justicia familia de mexicano ultimado por policía en Texas

AFP

2015-03-02

Nuevo Ideal— Frente a un pequeño altar de flores, un crucifijo y una fotografía de Rubén García Villalpando, el migrante mexicano muerto a balazos por un policía estadunidense en Texas, sus familiares piden justicia y rezan en una abandonada comunidad de Durango en la que nació.
“Nosotros exigimos justicia por sus hijos, porque ellos tienen derecho a saber que su padre no era un ladrón”, dijo Nohemí, la hermana menor de Rubén, quien aun permanece en Nuevo Porvenir, un pueblo campesino con tan solo 560 habitantes ubicado en el municipio de Nuevo Ideal en Durango.
Desde el sábado pasado vecinos, la mayoría viejos, llegan al domicilio de la familia García para rezar por Rubén, cuyo cuerpo fue sepultado el 26 de febrero en la zona metropolitana de Dallas, en Texas, donde el 20 de febrero murió a causa de los disparos de un policía del distrito de Tarrant.
La familia señala que el oficial disparó contra García cuando éste estaba desarmado y tenía las manos en la nuca. No se trata de “que digan que fue un error, que fue una falsa alarma”, porque Rubén no corrió, ni se defendió, “la forma como él se entrega no era para que le tiraran un balazo”, señaló la mujer de 29 años.
La cancillería mexicana reprobó la semana pasada el uso de la fuerza letal contra su compatriota por parte de la policía y denunció que las autoridades estadunidenses le hayan notificado la muerte de su ciudadano cuatro días después de ocurrida.

Un país donde no nos quieren

García Villalpando, de 31 años, es el segundo mexicano que muere víctima de un ataque de policías estadounidenses en menos de un mes. El 10 de febrero la Policía de Pasco, Washington, abrió fuego contra Antonio Zambrano, un indigente de 35 años originario del estado mexicano de Michoacán, quien les estaba atacando con piedras, según la versión oficial.
Imágenes tomadas por un videoaficionado muestran cómo tres agentes disparan a Zambrano, a una corta distancia, después de haberlo perseguido por la calle.
“No es justo, estamos en un país que no es nuestro, donde las leyes no son nuestras, donde no nos quieren”, dijo cuando recibió la noticia en medio del llanto Rubén García, padre del migrante fallecido en Texas, recuerda Nohemí.
De acuerdo con la cancillería mexicana, al menos 74 mexicanos han muerto desde 2006 a manos de agentes de la patrulla fronteriza y de policías estadunidenses y solamente en nueve casos se ha obtenido un resarcimiento económico en favor de sus familiares.
Los padres de Rubén viajaron a Dallas para asistir el 26 de febrero pasado al entierro de su hijo, quien dejó huérfanos a cuatro niños de entre 10 y un año.

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