Nacional

Viven los Salinas protagonismo político

Proceso

2014-12-20

Distrito Federal— En sigilo y sincronía con las festividades guadalupanas, el viernes 12, antes de salir de vacaciones, el Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal del Distrito Federal exoneró a Raúl Salinas de Gortari del último expediente que tenía abierto.
A casi dos décadas de haber sido acusado y encarcelado por la presunta autoría intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, fue declarado inocente del delito de enriquecimiento ilícito por 224 millones de pesos, presuntamente extraídos de la llamada “partida secreta” manejada por su hermano, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
La noticia se conoció en la Procuraduría General de la República el lunes 15 y la difundió el martes 16 el periódico Reforma: los mismos días que Carlos Salinas rompía su silencio de casi un año al publicar un artículo de dos partes en El Financiero.
En el texto, dividido en 11 puntos, el ex mandatario se deslindó de las acusaciones de haberse beneficiado de la privatización de Telmex, en el aniversario 25 de la desincorporación de esta empresa.
“Para muchos, Telmex se ha convertido en la ‘bestia negra’ de las empresas privadas mexicanas. Es decir, en sinónimo de ‘abuso, atropello, monopolio concentrador del ingreso’”, escribió Carlos Salinas en su artículo Telmex, una privatización exitosa que terminó cuestionada.

Distrito Federal— Como antes hizo con la privatización de los bancos, las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y los “errores de diciembre” de 1994 –que provocaron la peor crisis económica reciente en el país–, Carlos Salinas salió a defender su legado y a responsabilizar al gobierno de su sucesor, Ernesto Zedillo, del crecimiento del monopolio telefónico.
“A partir de 1996, la regulación ausente y un proceso judicial ineficiente hicieron que Telmex aflojara el paso en la inversión para mantener la calidad del servicio, y prefiriera expandir sus inversiones en otros países o recomprar sus acciones:
“Para 2010, Telmex sólo invertía siete dólares per cápita, la penetración de líneas por habitantes seguía siendo muy baja (la mitad de la OCDE y menor que en la mayoría de los países que tienen el mismo desarrollo que México) y en estados como Chiapas y Oaxaca era la misma que 20 años antes”, sentenció Salinas.
Sobre la colosal fortuna de Carlos Slim, “el hombre más rico del mundo”, el ex mandatario afirmó que el crecimiento exponencial coincidió con la ausencia de regulación gubernamental de Telmex:
“Desde 1997 Slim inició una carrera ascendente en la lista de millonarios de Forbes” y “la fortuna está en América Móvil (telefonía celular), la cual nunca fue una empresa pública”.
Los dardos lanzados por Salinas de Gortari para desembarazarse del fenómeno de América Móvil –en plena disputa con Grupo Televisa por el mercado de las telecomunicaciones y de la venta de 30% de sus activos– también coincidieron con el aniversario de los “errores de diciembre” de 1994.
El jueves 18, un reportaje en El Universal firmado por Juan Arvizu recreó los momentos clave de ese episodio. El epígrafe del texto exoneró a Carlos Salinas de cualquier responsabilidad:
“Hace 20 años, Ernesto Zedillo supo que la economía pendía de alfileres 10 días antes de asumir la Presidencia. El 9 de diciembre, el secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, planteó los Criterios de Política Económica a la Cámara de Diputados, pero de un mundo de fantasía”.
El mismo texto recordó que Salinas de Gortari propuso que Pedro Aspe se mantuviera al frente de la Secretaría de Hacienda, “pero Ernesto Zedillo se negó y mantuvo a Jaime Serra Puche”.
El 10 de febrero de este año, también en El Universal, Salinas ofreció una extensa entrevista para justificar la crisis que se vivió al final de su sexenio:
“Lo que vivimos en ese inicio del 94 fue un intento de descarrilamiento del gobierno como respuesta al proceso reformador tan intenso que habíamos llevado a cabo en la parte económica, pero también en la social, con la transformación del artículo 27, la reforma educativa, la reforma en las relaciones con las iglesias que rompía un tabú, pues el artículo 130 era el único no tocado en la Constitución en 70 años.”

La persistencia

Hace casi dos décadas también, el 2 de marzo de 1995, Carlos Salinas protagonizó una efímera huelga de hambre en el barrio de San Bernabé, en Monterrey.
Sólo lo acompañó su secretario privado, Justo Ceja, hoy desaparecido. Estuvo 17 horas en ayuno y denunció ante los medios “una campaña de hostigamiento y falsedades” contra ex colaboradores, miembros de su gabinete y él mismo.
Salinas de Gortari rompió una regla no escrita del sistema político. Era la primera vez que un ex mandatario hacía público su deslinde con su sucesor, en este caso Ernesto Zedillo, a través de una huelga de hambre.
También era la primera ocasión que un hermano de un ex presidente era detenido, acusado de ser el autor intelectual del crimen de Ruiz Massieu. Por esta indagatoria, Raúl fue exonerado en junio de 2005.
El ayuno se suspendió tras un encuentro privado el 3 de marzo entre Salinas de Gortari, Esteban Moctezuma y Ernesto Zedillo, con la intervención de Pedro Aspe y el ex mandatario Miguel de la Madrid.
Salinas logró su cometido: las investigaciones contra su hermano no llegaron hasta él. A cambio, aceptó el exilio durante los años restantes del gobierno de Zedillo, hasta que en septiembre de 2000, en vísperas de las elecciones presidenciales, publicó su libro-testimonio de mil 393 páginas titulado México, un paso difícil a la modernidad.
Desde entonces no dejó de operar política y judicialmente su exoneración como responsable de la crisis económica de 1994, como presunto cómplice de los delitos de su hermano Raúl y como corresponsable de la corrupción de su sexenio.
La “normalización” de las apariciones públicas del ex mandatario comenzaron en actos sociales de distinta índole, desde bautizos, funerales, bodas, ceremonias especiales en Televisa y, también, en intrigas palaciegas, como el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y la trama de los videoescándalos de 2004, según el propio testimonio del contratista Carlos Ahumada, en su libro Derecho de réplica.
Salinas fue dejando el ostracismo hasta convertirse en Mr. Socialité, como lo llamó la revista Quién. (Jenaro Villamil/Proceso)

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