El Universal
2014-11-26
Chilpancingo— En el estado de Guerrero, donde desde hace dos meses se encuentran desaparecidos 43 normalistas de Ayotzinapa, habría al menos 200 personas en las mismas condiciones.
Decenas de personas se han realizado pruebas de ADN para saber dónde está su familiar.
Cada uno de los que acudieron a la iglesia de San Gerardo, en Iguala, tiene una herida, algunas acaban de cerrar, pero basta un roce para que vuelvan a abrir.
Tal es el caso de Guadalupe Cano, hermana de Julio, quien desapareció el pasado 13 de enero de 2010 cuando se encontraba en su oficina en el centro de Iguala.
Narra que el abogado de profesión fue sacado de su despacho “a punta de golpes”, al principio llamaron a su casa para solicitar una recompensa, pero al dar parte a las autoridades locales “nunca más se volvieron a comunicar”.
“Tenemos esperanza en este movimiento. Ojalá puedan dar con mi hermano y esté vivo. Queremos encontrarlo, abrazarlo, besarlo, que esté con sus tres hijos que lo extrañan tanto”, confía.
En tanto, un comando secuestró a aproximadamente 30 adolescentes de Cocula, Guerrero, durante el último día de clases del ciclo escolar pasado, según relató la madre de una de las adolescentes plagiadas a la televisora francesa “24 France”.
“Rosa”, como se identificó a la testigo del secuestro masivo, señaló que los adolescentes son “entre 29 y 31” y que el plagio ocurrió “a plena luz del día”.
Desde ese día, los padres de los niños no saben dónde están.
Los niños, de entre 13 y 15 años, eran estudiantes de la secundaria “Justo Sierra” de ese municipio.
Sin embargo, la televisora no especifica si el plagio ocurrió en la escuela o en otro lugar.
“Todos estaban aterrados, sin moverse, estaban muy asustados, porque los hombres armados les decían que no se movieran. Yo lloraba porque se llevaron a mi niña”, relató “Rosa” a la televisora gala “24 France”.