Nacional

Sacerdote ugandés, entre víctimas de fosa clandestina en Guerrero

El Universal

2014-11-14

Distrito Federal— Era un hombre querido. Evangelizaba en las comunidades mixtecas y desapareció el pasado 30 de abril. En diciembre hubiera cumplido 57 años de edad. Nació un 25 de diciembre. Originario de Masaka, Uganda, era miembro de la congregación Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús.
Lo último que se supo de este hombre de ojos oscuros es que fue levantado, según testigos, por hombres armados después de oficiar una misa en la comunidad indígena mixteca de Santa Cruz, en Chilapa de Álvarez, Guerrero.
Ante la falta de noticias, fueron los miembros de su propia comunidad religiosa los que salieron a buscarlo hasta encontrar dos fosas con 13 cuerpos el 29 de octubre pasado, seis meses después de su desaparición, sin que él hubiera dejado ninguna huella en el camino, por aquel rumbo que él conocía bien.
Una de las víctimas encontradas en esa fosa clandestina era el sacerdote John Ssenyondo, indican peritos forenses. Su desaparición ya no es un enigma.
Llegó a México en 2010. Antes de ser asignado a la iglesia de Nejapa, municipio de Chilapa, fue el encargado de la congregación en el poblado de Los Hoyos, en la Sierra en Tlacotepec. Ya había sido víctima de la delincuencia; el año pasado fue golpeado y maniatado en un cuarto de la iglesia donde vivía, robaron su auto y dinero en efectivo.
En junio del presente año recibiría la incardinación por parte de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa; es decir, estaría ya vinculado de manera definitiva a la Diócesis en Guerrero, “ya no peregrinaría por este territorio como lo hacía constantemente evangelizando”, comenta el padre Víctor Manuel Aguilar, vicario general de la Diócesis.
Una testigo –que se mantendrá anónima por seguridad–, afirma que “él no quiso bautizar al hijo de una pareja que vivía en unión libre y pertenecía al crimen organizado, por eso lo secuestraron”. Esta versión comenzó a rondar con más fuerza entre otros testigos de la comunidad mixteca, pero nadie se atreve a afirmarlo de manera contundente. La gente teme por sí misma y los suyos. “Ante la prolongada ausencia del sacerdote, la iglesia comenzó a llenarse de fieles que rezaban por su aparición con vida”, relata el vicario.
La tarde del 30 de abril, alguien vio cómo hombres armados interceptaron al padre Ssenyondo en el camino, en el municipio de Chilapa, lo bajaron de su automóvil y se lo llevaron tierra adentro. Nadie pudo hacer nada, hasta que una mujer se identificó como “ahijada” del sacerdote desaparecido y presentó la denuncia en la Procuraduría General de Justicia del Estado.
“En este mismo lugar, cerca de la iglesia de Nejapa, los feligreses comenzaron a buscarlo día, tarde y noche con linternas hasta encontrar dos fosas, y en ellas 13 cuerpos”, comenta Mario Alberto Aguirre Puente, coordinador del Semefo de Chilpancingo, lugar donde escuchamos el comentario de que el misionero tuvo “la suerte” de que su odontóloga guardara su historial clínico y sus moldes dentales de yeso antes de que el sacerdote ugandés fuera levantado.
Fue a través de las muestras dentales que guardó su doctora que peritos mexicanos lograron confirmar su identidad. Hoy, el cuerpo del clérigo permanece en el Semefo de Chilpancingo a la espera de que sus familiares den muestras de ADN para cerrar el caso junto con la embajada de Uganda.

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