Nacional

Sufren niños repatriados bullying y problemas de adapatación

Reforma

2013-08-04

Zacatecas— Luego de enfrentar el drama de la repatriación, los niños que llegan a Zacatecas sufren problemas de adaptación como el desconocimiento del idioma español, bullying y un sistema educativo deficiente.

En los últimos 13 años, el número de niños repatriados atendidos por la Secretaría de Educación y Cultura (SEC) ha aumentado casi un 800 por ciento, ya que en ciclo escolar 2000-2001 registró a mil 35 menores deportados, mientras que en el periodo que recién concluyó la cifra fue de 9 mil 225.

"Una debilidad que tenemos es que los niños hablan 100 por ciento el inglés y muy poco español, en ocasiones excepcionales los padres acuden al aula con los niños a traducirles porque no entienden al maestro, pero esto está cambiando porque tenemos 250 profesores estudiando inglés", reconoció Jacobo de Luna, Subsecretario de Educación.

El funcionario explicó que a los niños se les dotó de un libro bilingüe con los principales hechos históricos y tradiciones de México para disminuir el alto índice de desconocimiento de la cultura nacional y del idioma, además de que generan dinámicas de integración en los grupos.

Sin embargo, el maestro Adán Palomino, de la escuela primaria Hombres del Mañana, en Ojocaliente, rompe con el optimismo de la autoridad.

"Yo tengo de 12 a 15 alumnos migrantes y no sé nada de inglés, una niña que sí sabe me ayuda", expresó el profesor de este plantel, que tiene el mayor número de niños repatriados en el Estado, con 70 estudiantes.

Los municipios que han atendido más estudiantes repatriados en los últimos 13 años son Fresnillo, con 5 mil 579 niños migrantes; Jerez, con 3 mil 114; Sombrerete, con 2 mil 994, y Valparaíso, con 2 mil 741.

"Algunas maestras no saben inglés sino puro español. Extraño el inglés porque no batallo para hacerme entender. Un primo mío estaba en tercero y lo bajaron a segundo año porque en ese grado estaba una maestra que hablaba inglés y español", relata Magdalena, quien hace dos años llegó de Michigan y cursa el quinto año en esta primaria.

En la mitad de las 2 mil 159 escuelas de educación básica del Estado hay por lo menos un niño repatriado.

"Es obvio que los niños tienen un problema de adaptación cultural idiomático, psicológico y didáctico por las diferencias de los sistemas de Estados Unidos y México", señaló De Luna.

Cynthia López, madre de familia, señaló que su hija Stephany, que estudia el segundo grado, es víctima de bullying que atribuye a que viene de Estados Unidos.

"He estado batallando porque la maestra me dice que mi hija tiene déficit de atención, ella no juega mucho, pero muchos niños de su salón están sobre ella y le hacen bullying", comentó López.

"A mi hija la molestan, le quitan las libretas, se las rayan; yo trato que venga bien vestida a la escuela y la critican, le dicen que trae sus zapatos sucios, que su ropa es fea; le echan cosas en los ojos. A lo mejor le tienen coraje porque es de Estados Unidos. He venido a hablar con la maestra y no hace nada".

Jacobo de Luna señaló que están tratando de eliminar poco a poco el bullying, aunque no dio cifras.

"El señalamiento de nuestros niños a sus compañeros migrantes por su forma de vestir y de hablar llega al extremo de burlarse de ellos, es una debilidad que debemos eliminar", reconoció.

'Extraño el mall y la comida'

A Lupita todavía no se le borra de la mente cuando los policías arrestaron a su papá y los deportaron hace seis años en Michigan.

"Fue la Policía por mi papi, lo tenían atrás en una camioneta y se lo llevaron los policías. Tengo mucho miedo", expresó la menor de 11 años.

"Extraño el mall, la escuela y mi restaurante favorito donde comía hamburguesas y papas. Cuando hablo con mis tíos por teléfono me dicen que me extrañan y que ojalá pronto pueda volver", explica.

Su padre trabajaba de albañil y su mamá lavaba platos en un restaurante, con lo que tenían un ingreso semanal de mil dólares, pero en Pastoría, Zacatecas apenas ganan 500 pesos a la semana.

"Nos dolió mucho venirnos para acá, estábamos adaptados a otra vida; en la escuela la niña no tenía problemas.

A seis años que regresamos todavía vivimos con su abuela, tenemos un cuartito y un zaguán propio, no nos hemos podido cambiar porque no tienen techo", lamenta Maribel Gaytán, madre de Lupita.

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