Nacional

Combaten plagas con águilas en el DF

Reforma

2013-03-24

Distrito Federal— Su misión es mantener a raya las plagas que hay en la ciudad. Se trata de un equipo entrenado de aguilillas de Harris y halcones peregrinos o sacres.

Gracias a la cetrería, el arte de la caza con aves rapaces, que nació como mero entretenimiento para la nobleza, ahora es posible controlar plagas de roedores y palomas en aeropuertos y bodegas, principalmente.

Tan sólo en el DF y el Edomex, la organización Cetreros del Valle de México tiene 170 miembros registrados y sus servicios son utilizados, en temporada alta, hasta una vez por semana.

"(En aeropuertos como el capitalino) dispersamos plagas aviares para evitar accidentes, mientras que en las plantas de Coca- Cola, cervecería Moctezuma o viñedos se realiza la revisión para erradicar roedores u otro tipo de fauna nociva", explicó Francisco Muciño, cetrero profesional.

Un ave rapaz requiere un mes de entrenamiento. Luego su objetivo es matar ratones, mientras que a palomas y otras aves invasivas sólo las golpea para alejarlas.

"Una gran ciudad tiene mucha fauna nociva, que ocasionan daños al transporte, servicio eléctrico y monumentos históricos, así que, para combatir este problema, se utilizan (las aves)", destacó Guillermo Yamil Reyes, presidente de la organización.

Uno de estos animales es "Verónica".

"Verónica" extiende las alas y aprovecha las corrientes térmicas para elevarse. En cuanto escucha el silbido, desciende como flecha y casi a ras de suelo golpea con las garras a su presa, una paloma. El ruido del choque es seco.

Cazar desde el aire no sólo es la naturaleza de este halcón peregrino hembra, también su trabajo como integrante del grupo Cetreros del Valle de México que, además de preservar esta tradición histórica, se dedica al control de plagas.

"Debes saber cómo manejarlas, tenerlas en su peso ideal, volarlas para que se mantengan bien. Después en el aeropuerto las sueltas y cuando las invasoras ven que el halcón ya cazó una de ellas las demás prefieren huir", explica Francisco Muciño, cetrero profesional.

Una vez que "Verónica" golpea a su presa la sujeta con fuerza, espera a que su amo le ayude a quitarle las plumas.

Entre ambos le parten la cabeza y la rapaz devora, sobre todo la pechuga. En los exterminios basta con golpear a las aves, pero en las prácticas se vale comerlas.

Pero, eso sí, sólo unos gramos, pues debe estar ligera porque deberá tener la agilidad y el hambre para dispersar una plaga donde se le requiera.

El ave debe entrenar constantemente para realizar su trabajo en aeropuertos, laboratorios o bodegas.

Su dueño la traslada desde el Ajusco hasta un llano de Santa Catarina, al oriente de la Ciudad de México, donde practica arremetiendo contra palomas.

Por su capacidad de vuelo y facilidad de aprendizaje, los halcones peregrinos y sacres, además de las aguilillas harris son las especies favoritas de los cetreros a nivel mundial, y México no es la excepción.

La mayor parte de la fuerza exterminadora de esta organización viene de España, explica su presidente, Yamil Reyes Torres.

"Cuando llegan a México primero deben de pasar por Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) donde se saca su permiso y un número de serie que le graba en un anillo, el cual traen en una de las patas.

"Llegan a este lugar del DF donde por unas semanas se aclimatan y poco a poco se realizan los pasos para entrenarlas. También aquí se les realizan las curaciones necesarias. Todo es controlado y siempre trabajando en conjunto con las autoridades", agregó Yamil Reyes.

En la unidad de cuidados —cuya ubicación Yamil prefiere no revelar— también están buscando reproducir halcones sacre o peregrinos.

"Queremos empezar a criar estos halcones para que no tengamos que estar importando, creemos que vamos a tener éxito. Creamos un gorro especial para recolectar el semen del macho. Tenemos un buen centro de cautiverio para lograrlo", explica.

Entre otras alas

En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, las aguilillas de Harris que "capacita" Francisco Muciño laboran en tres turnos cada uno de ocho horas.

El primero de 6:00 a 14:00 horas, el segundo hasta las 22:00 y el nocturno.

Además, los auxiliares del cetrero deben de llevar un control sobre el comportamiento de cada vigía emplumado.

"Necesitamos descansar a las aves para que estén atentas. Es necesario estar ahí porque no podemos permitir que regresen otros organismos, es decir, que se formen parvadas que afecten los vuelos.

"Existen unos pajaritos amarillos que si los dejas que se asienten uno o dos, enseguida se vuelven cientos. Para nosotros un buen trabajo es dispersar un total de entre 3 mil y 4 mil aves por mes", explica Muciño.

Para Edson Romario, la responsabilidad de manejar un ave cetrera en una terminal aérea, es mucha.

"Si una de estas aves se te llega a morir o a sufrir algún mal, uno tiene la responsabilidad", asegura.

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