Nacional

Vuelve su genio, la sonrisa irónica

Juan Arvizu
El Universal

2013-02-28

Distrito Federal— Despojada de los ropajes del poder, al día siguiente de su detención, de la personalidad de Elba Esther Gordillo queda una mirada penetrante que traspasa la rejilla de prácticas, casi hipnótica, que se detiene en el rostro del secretario de acuerdos del juzgado. Éste le informa que está acusada, no por un delito, sino por dos, tan graves que no alcanza libertad bajo caución.
Una cola de caballo recoge su cabello. Casi no mueve la cabeza, y las cejas arqueadas estarán quietas, como ella que no mueve los brazos, sólo alza la mano en un momento para remarcar un “no” en su audiencia, en la rejilla de prácticas el día de su declaración preparatoria.
En la madrugada le habían dicho que era detenida por operaciones con recursos de procedencia ilícita. Grave. Pero la imputación aumenta al ser inculpada de violar la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.
Ya es casi la una de la tarde, y la voz del secretario de Acuerdos, Jorge Alberto Bernal, causa un movimiento en el rostro inexpresivo, de dominio de la lideresa.
Ante el tamaño de las acusaciones, ella mira hacia arriba. Dice dos palabras inaudibles. Cierra los ojos. Y en la desgracia vuelve su genio, la sonrisa irónica.
Y vuelve a ser una estatua vestida de sudadera beige. Hasta cortés con el secretario, gentil con sus compañeros de reja, de sino: Isaías Gallardo Chávez y José Manuel Díaz Flores.
El juez sexto de Distrito de Procesos Penales Federales, Alejandro Caballero, sigue atento la diligencia. Dio la orden de que la audiencia fuera pública, pero el lugar acaso mide tres por cuatro, así que dispone que en circuito cerrado los periodistas sigan la diligencia.
El nombre de su defensor, Arturo Germán Rangel, ex subprocurador de Delitos Federales, señalado en una red de corrupción en la Procuraduría General de la República (PGR) en años pasados, levanta una polvareda en las redes sociales.
La cárcel es la cárcel. El sello de la casa lo pone algún custodio que toma una foto a Gordillo y la difunde en Twitter.
Maricruz Montelongo, hija de Gordillo, es la única de su familia que ha asistido a la diligencia.
Ella llegó a las 9:06 horas, cuando su madre ya había pasado la aduana del Reclusorio Oriente. Misma ruta que en su tiempo recorrió Arturo Durazo Moreno.
Tras la reja está encerrada una mirada penetrante, sin caución.

X