Luz del Carmen Sosa/
El Diario de Juárez
Ciudad Juárez— Bajo un techo laminado, entre paletas de madera, piso de tierra y una temperatura de 32 grados centígrados (90 Fahren-heit) se cocina la esperanza.
De lunes a viernes, de 12 a 2 de la tarde, acuden a comer poco más de 30 niños, habitantes del fraccionamiento UrbiVilla del Cedro IV, ubicado al suroriente de la ciudad.
Con apenas tres meses de operación el comedor “Padre Yermo, gigante de la caridad”, alimenta física y espiritualmente a decenas de pequeños que viven en condiciones de extrema pobreza.
El proyecto que dirige el sacerdote y luchador, reconocido en el ring y entre sus feligreses como “Pato de la Guarda”, inició cuatro meses atrás al observar la precariedad económica de las familias que habitan en la zona.
Entre las cientos de casas abandonadas y algunas están ocupadas por familias que carecen de lo más elemental para satisfacer el hambre de los niños.
En otros casos los matrimonios de adolescentes que ya son padres de familia también requieren de asistencia, así como los niños huérfanos por la violencia que viven con sus abuelos.
“Existen muchas viviendas abandonadas, entre esas casas habitan niños que necesitan comer y no siempre es seguro que en su casa tengan alimento”, dijo.
Buscan instalar comedor en algunas casas
Agregó que bajo ese panorama decidieron abrir el comedor, “tiene muchas limitaciones pero Dios siempre provee”, expresó el sacerdote que lucía su máscara de luchador y se ha convertido en un aliado de los niños para pelear contra la injusticia social en aquella zona urbana.
“Nosotros estamos ubicados en el suroriente de la ciudad, estamos construyendo la capilla San José María de Yermo y Parres, en la colonia UrbiVilla. Cuando llegamos observamos que a un kilómetro a la redonda tenemos como a 10 mil personas en condiciones de pobreza extrema”, narró el sacerdote.
Lo primero que detectó el líder católico fue la proliferación de matrimonios de jóvenes, de niños abandonados y muchas casas vandalizadas.
“Ante eso surgió la necesidad de poner un comedor infantil donde los niLos niños tienen la oportunidad de recibir alimento de 12 a dos de la tarde, de lunes a viernes”, dijo el sacerdote.
El espacio donde comen los menores también es precario, el aire levanta la arena del desierto que llena las mesas, sillas y trastos, por eso la limpieza de las voluntarias es constante.
Ante la falta de refrigeradores, las mujeres que colaboran como voluntarias se llevan los alimentos a sus hogares donde refrigeran la carne, la leche, los huevos o los frijoles.
Además el espacio de la capilla es reducido y por lo que sólo caben mesas y sillas para 30 niños.
“La capilla se habilita los domingos para oficiar misa y de lunes a viernes se transforma en el comedor infantil. Ponemos las bancas especiales para comer y ese mobiliario se apila para que los fines de semana se tengan actividades propias del servicio de la iglesia”, explicó el padre Pato.
Un problema recurrente en esta zona que tiene una elevada incidencia de homicidios dolosos, es que las misas de cuerpo presente son constantes.
“Usamos el espacio de la Capilla pero cuando hay funerales tenemos que llevar la comida a otro lado”, dijo el sacerdote.
Actualmente el representante de la iglesia católica busca algunas casas en esta misma colonia que puedan ser entregadas en comodato para instalar ahí el comedor infantil y empezar a comprar el mobiliario.
“Estamos buscando unas casas en comodato para tener una buena atención a los niños, no sabemos muy bien cómo hacerle porque desconocemos, pero en el camino vamos aprendiendo y pues buscamos tocar las puertas que nos lleven con las personas correctas”, confió el párroco.
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