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Padres de hijos con discapacidad atraviesan la ciudad para llevarlos a escuela

Luz del Carmen Sosa/
El Diario de Juárez

2018-09-08

Ciudad Juárez— De lunes a viernes Lilia Duque se despierta a las 05:30 horas para preparar a su hija para asistir a la escuela. Con 14 años, la menor acude desde los 4 años al Centro de Atención Múltiple (CAM) Número 22, ubicado en la avenida Hermanos Escobar, por padecer autismo, una fractura de cadera que le impide caminar y epilepsia, entre otras enfermedades.
La familia Duque radica en la colonia del Kilómetro 20 y su otra hija asiste al mismo plantel al que acudía el niño David Rafael Santillán Vargas en la colonia Villas Colonial, por lo que primero pasa a dejar a su hija y “vuela” para dejar a su hija adolescente al CAM.
La madre desafía el tráfico a diario y aunque en 10 años ya conoce todas las rutas posibles se le dificulta llegar antes de las 8 de la mañana al CAM y ya la han regresado en varias ocasiones por lo que su hija se queda sin clase.
“Nos podemos levantar más temprano, pero no puedo dejar a mi otra hija a las 7 de la mañana afuera de la escuela cerrada; ahí nos esperamos a que lleguen los primeros estudiantes para que ella pueda entrar y no dejarla sola. Ese riesgo corremos todos los días”, explica Lilia.
Cada mañana tratan de seguir la misma rutina.
“Mi hija no habla, la meto a bañar en brazos porque no se puede mover, la cambio, le doy de desayunar, luego le lavo los dientes. Nada de esto es fácil pues hay ocasiones en las que ella está renuente a ser atendida”, narra.
Mientras la madre dedica la atención a su hija adolescente, la otra menor se prepara para asistir a la escuela y ayuda a su madre a preparar las cosas que llevarán al CAM, así como los artículos que la madre usará para el traslado de su hija, pues al no controlar sus esfínteres es necesario cambiarla.
De tener una convulsión en tránsito, la madre debe reaccionar y proporcionarle los medicamentos, por lo que los debe traer a la mano.
Deja a la niña en la primaria y se dirige al CAM.
“Las dos entran a las 8 de la mañana y me es difícil transportar a las dos”, explica la madre que sólo cuenta con un vehículo.
“Por muy deprisa que venga hago 45 minutos y en muchas veces mi hija se convulsiona en el trayecto y no puedo dejar que pase la convulsión por sí misma mientras manejo para llegar aquí antes de las 8 de la mañana”, dice impotente.
“No pedimos privilegios, ni queremos imponer el desorden, sabemos que hay reglas y que debemos respetarlas. Como padres pedimos flexibilidad y un poco de humanidad porque regresar a los niños porque se retrasen hasta 10 minutos no es justo”, dice Lilia.
La madre confía en que las autoridades educativas consideren que el Centro de Atención Múltiple debe observar la disciplina, pero también valorar los contextos de cada estudiante.
“Antes el horario de entrada era a las 08:30 horas, desde hace dos años es a las 8 de la mañana y ha sido un verdadero estrés cada día, sólo pedimos un poco de empatía”, asegura la madre. 

lsosa@redaccion.diario.com.mx

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