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'Ya lo esperábamos, todos los días eran de fiesta'

Staff/
El Diario de Juárez

2018-08-25

“Ya lo esperábamos”, dice con voz pausada y mirada triste María, una vecina de la casa donde la noche del miércoles sicarios mataron a cuatro personas e hirieron a dos más en el fraccionamiento Horizontes del Sur.
En la vivienda de la calle Arquitecto Ramón Flores Herrera, casi esquina con Arquitecto Adamo Boari, todos los días eran de “fiesta”; ahí se reunían de 10 a 15 adolescentes ajenos al sector a departir, pero también a consumir alcohol y drogas.
Por eso, dicen los vecinos, el vaticinio que muchos tenían se cumplió, sabían que algún día pasaría “algo feo”.
Los balazos que escucharon aquella noche los asustaron al grado de que no salen de sus casas desde entonces.
María, cuya verdadera identidad queda en reserva por seguridad, se atrevió ayer a pasear por el parque ubicado frente a la casa, “pero no sé por qué salí, aquí hay un ambiente muy pesado”.
Del otro lado del área verde se aprecia la estructura de la Escuela Primaria Artemio de la Vega. Junto a ese plantel está el Jardín de Niños Víctor Aldrete Luna y en el mismo terreno la Secundaria Técnica 88.
También, sobre la continuación de la calle Arquitecto Ramón Flores Herrera, que hace una curva en ese punto, se aprecian a lo ancho de la vialidad ocho tambos grandes, pintados de blanco y amarillo, que impiden el paso de vehículos de un lado al otro, estrategia con la cual los vecinos tratan de resguardarse.
Esa barrera no impidió que los tripulantes de dos camionetas, una Durango y otra Nitro –a decir de los habitantes del área– llegaran al lugar para atacar a quienes estaban en la vivienda la noche del miércoles.
María cuenta que alrededor de las 21:30 horas estaba dentro de su casa acompañada de su madre cuando, de pronto, escuchó detonaciones de arma de fuego, unas 30, tan fuertes que creyó que estaban disparando contra su casa. Enseguida buscó refugio para ambas.
Minutos después se escuchó nada, un silencio sepulcral que nunca había experimentado.
“No sé por qué, pero salí corriendo a la calle, no se veía nada, pero luego comenzaron a llegar patrullas y policías, las vecinas comenzaron a llorar y a gritar que los habían matado”, cuenta con la vista clavada en la casa que quedó abandonada desde la noche de la masacre.
Sólo un par de perros de talla mediana y chica ladran sin parar, las mascotas son alimentadas entre las rejas de la construcción por los habitantes de la cuadra, no saben si sus ocupantes, dos adolescentes, su madre y su abuelo materno, regresarán. Todos ellos sobrevivieron, pero se fueron de ahí.
Algunas de las personas que estaban en la vivienda, cuyas paredes y reja están pintadas de color melón y tiene un árbol que cubre casi todo el frente, alcanzaron a salir y corrieron en diferentes direcciones, indican testimonios recogidos ayer.
Al momento del ataque, dicen los entrevistados, en la vía pública deambulaban adultos, adolescentes y niños, quienes al escuchar los estallidos comenzaron a correr para meterse a sus casas en busca de resguardo.
Otros se tiraron al piso, algunos se escondieron detrás de los automóviles que estaban en el sector, mientras que unos más no atinaron a moverse.
“Parece que todo lo hicieron dentro de la casa, por eso no le tocó a nadie más, si hubieran tirado para acá quién sabe cuántos habrían caído”, comenta un habitante del sector que esperaba el transporte público en una esquina.
Fueron los mismos habitantes de la cuadra quienes quitaron los cordones policiales que quedaron en el entorno después que las autoridades retiraron los cadáveres y recogieron la evidencia porque, afirman, no quieren que a la zona vayan curiosos a observar la escena del crimen.
Sin embargo, durante las entrevistas se observó a tripulantes de varios vehículos que pasaban por la estrecha calle y se detenían frente al domicilio a curiosear durante algunos minutos.
“Tenemos miedo, esperamos que ahora las autoridades nos pongan atención y prendan el alumbrado público porque aquí no se ve nada en la noche”, comentó uno de las entrevistados.

redaccion@redaccion.diario.com.mx

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