Abril Salgado
El Diario de Juárez
Ciudad Juárez— A casi dos meses de la conflagración que desató un desastre de aceite y que consumió una bodega de lubricantes automotrices, el lugar comienza a parecer un basurero público.
Cajas de cartón, botellas de vidrio, plástico y otros desechos son arrojados al área que permanece acordonada y vigilada.
La malla ciclónica que protegía el lugar está derribada, y se aprecia un poste de energía eléctrica envuelto en cables y piedras de los muros que cayeron con el incendio.
Infraestructuras calcinadas y ladeadas aún se pueden ver desde el exterior, ubicadas en bulevar Óscar Flores y avenida Cesáreo Santos.
Las ruinas son vigiladas por un guardia de seguridad privada que permanece en el sector para evitar que alguna persona ingrese, pues la condición de las estructuras podría ocasionar un colapso en cualquier momento.
El guardia comentó que cuando hace viento fuerte, las paredes se tambalean y amenazan con venirse abajo.
A metros de distancia también se puede ver que las banquetas de la zona tienen manchas de aceite que cambian la coloración del concreto.
De acuerdo con Efrén Matamoros, titular de la Dirección de Protección Civil, el departamento de jurídico de la dependencia es el encargado de dar seguimiento al caso, aunque no proporcionó mayor información.
Archivos periodísticos señalan que empleados de la empresa Gonher mencionaron que el fuego se había originado en el almacén de aceites debido a una chispa de soldadura por trabajos que realizaban en el lugar, un peritaje comprobó esa versión.
Al incendio que tuvo lugar 26 de junio, acudieron dos máquinas del Cuerpo de Bomberos, una cisterna y varias unidades de Seguridad Pública Municipal.
Debido al derrame de lubricantes que ocasionó el siniestro, días después los habitantes del fraccionamiento El Jarudo expusieron los daños a los que se enfrentaron, pues además del cierre de calles para limpiar los residuos, varias vialidades quedaron con el material y con arena.
Afectados solicitaron al municipio retirar el aceite y la tierra, ya que el olor causaba dolores de cabeza y náuseas a los habitantes, además de que el estado de las calles era riesgoso para los peatones y automovilistas.
En tanto que la titular de Ecología, Flor Karina Cuevas, informó que los dueños del depósito habían mitigado el daño causado al suelo con la succión del agua y químicos, pues de no detenerse, los mantos acuíferos corrían riesgo de contaminación.
Pese a esto, la funcionaria afirmó que la dependencia aplicaría un procedimiento administrativo y los análisis correspondientes para una sanción encaminada a la remediación, procedimiento para evitar o corregir el daño.
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