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Vivía alcoholizado; ahora atiende un comedor

Abril Salgado/
El Diario de Juárez

2018-08-05

Ciudad Juárez—Desde los 16 años Enrique Silva encontró un refugio en el alcohol y las drogas por problemas familiares, nunca tuvo la oportunidad de acceder a un juguete y tras varios intentos de rehabilitación, las recaídas fueron constantes.
Pese a las duras circunstancias que tuvo que atravesar en su vida, como dormir en tapias y entre la basura, desde hace 10 años Silva atiende un comedor en el que alimenta a niños, adolescentes y adultos al suroriente de la ciudad.
Nombrado Ministerio Oasis de Bendición en el Desierto (Mobeed), nació en abril del 2008 con la intención de apoyar a niños necesitados y darles herramientas para seguir la escuela, cosa a la que él nunca pudo tener acceso.
“El apoyar para mí no es una dificultad, porque realmente cuando a mí llega una petición de cualquier cosa material, sólo me pongo en oración y sea un aparato, algo de vestir, calzado, lo que sea, eso llega”, expresó.
El entrevistado narró que tras 25 años sin ingerir bebidas alcohólicas u otro tipo de sustancias, se acercó a la iglesia, y fue cuando supo que su destino era ayudar al prójimo; con golpes de suerte, todo se acomodó para fundar un comedor.
“Yo le decía a Dios: Señor ¿hasta cuándo me vas a tener acarreando comida en bicicleta?, yo duré años trayendo el pan en una bicicleta desde la colonia San Francisco hasta el Barrio Azul, y gracias a Él ya no andamos a pie, ya tenemos un carrito, todo se va superando”, dijo.
Aunque los inicios de esta labor comenzaron con juguetones, pues su anhelo era que todos los niños tuvieran un juguete como el que no pudo tener. Así llevó a cabo dos campañas con ayuda de muchas personas para llevar la sonrisa a pequeños por las calles.
“Tenía tantos juguetes que no sabía ni dónde ponerlos, una persona que yo ni sabía quién era, me dijo que me prestaba un espacio para poderlos poner, y fue ahí donde dije sí y comenzamos con el comedor”, narró.
Actualmente, Mobeed auxilia a las personas no sólo con alimento, sino también con ropa, calzado, medicamento, pañales y artículos para adultos mayores, señaló Silva.
“Me siento útil y sé que lo que yo ofrecí, de mi niñez, lo que es un juguete, un abrazo, una palabra de aliento, creo que es lo que yo trato de dar, esa falta de amor que yo necesité esos años y ahora lo hago con ese mismo amor para que ellos lo reciban, lo disfruten”, comentó.
Resaltó que su finalidad es impulsar a niños y adolescentes a que continúen sus estudios y no desvíen sus caminos hacia las drogas, por lo que ya se trabaja en la adaptación de una biblioteca y un campamento para entretenerlos hasta que regresen a clases.

Historia de fe

• Desde los 16 años Enrique Silva cayó en adicciones
• Dormía en tapias y entre basura
• Tras varios intentos y recaídas logró salir
• Ahora ofrece a niños necesitados lo que él no tuvo
• En el Mobeed encuentran ropa, alimento y motivación
• La parte oscura de su vida quedó atrás hace 25 años
• Se acercó a la Iglesia y supo que podía ayudar al prójimo
 

asalgado@redaccion.diario.com.mx

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