Abril Salgado/
El Diario de Juárez
Por medio de la lectura, música y pintura, tres maestros han cambiado la vida de 18 niños en la colonia Andrés Figueroa, pues ante la falta de atención y oportunidades entre las que viven, pusieron manos a la obra para dar a los pequeños nuevas opciones, desde inicios del año.
Dora Elena Delgado Barraza, directora del taller de Fomento a la Lectura y Escritura explicó que el taller se lleva a cabo en el comedor de la capilla Rostro de Cristo, que desde hace dos años fue construido por el sacerdote Francisco García para beneficio de los niños de la comunidad y de acortar la inequidad.
Tiempo y calidad
Los maestros Fortunado Pérez en música y Antonio Ochoa en grabado y pintura, donan su tiempo y conocimiento para ayudar en este proceso creativo y social.
“Esos espacios son donde ellos se encuentran con el arte y pueden sacar lo que ellos tienen de adentro hacia afuera, porque considero que las artes, la literatura, música, grabado y pintura son agentes transformadores para los individuos, para la sociedad y a las personas que tienen esa oportunidad, el arte les permite confrontar otras realidades”, expuso.
Explicó que por medio de estas herramientas se busca construir un pensamiento crítico en los niños para que aspiren a continuar sus estudios, ya que es una colonia vulnerable. Con esto se pretende acortar la distancia de inequidad, enriquecer e impactar su vida de manera social y económica.
‘Muchos no conocen más allá del centro comercial’
Delgado Barraza indicó que en el sector hay mucha población “flotante” de la que nadie se ocupaba porque muchos no son de la ciudad y con el tiempo regresan a su lugar de origen, o bien, sus padres tienen algún tipo de adicción o trabajan todo el día.
“Ese pequeño espacio le da a estos chicos y chicas herramientas para salir de ahí, no por medio de la delincuencia; nos sentimos satisfechos porque ya van a hacer algo diferente, ya no van a vender droga ni van a ser consumidores porque su abanico de oportunidades que les estás dando pueden lograr irse por otros caminos”, dijo.
La promotora cultural narró que en una ocasión uno de los profesores dijo “levanten la mano los inteligentes”, y nadie levantó la mano, por el contrario bajaron su cabeza, hasta que se les explicó que ellos daban clases a los niños más inteligentes, y es como las sonrisas y miradas brillantes aparecieron de nuevo.
“Volvemos a repetir, ¿en dónde están los chicos más inteligentes? Y levantaron la mano todos. Trabajamos desde el autoestima, desde decirles que somos iguales, que son inteligentes, que tienen herramientas; hay niños que ni siquiera conocen el Centro de la ciudad”, expuso.
“Me estoy enfrentando a una realidad que más allá de no conocer y no vivir ciertas cosas, están en esa pequeña colonia, pero no conocen más allá de esa escuela y del centro comercial a donde van a comprar súper, o las segundas de los sábados”, comentó y agregó que esto es poner sus talentos con la esperanza en que ellos tengan una vida mejor. (Abril Salgado/El Diario)
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