Luz del Carmen Sosa/
El Diario de Juárez
Anita Cuéllar Figueroa le explicaba a una adolescente qué era el abuso sexual y que, como todas las mujeres, tiene derecho a vivir una vida libre de violencia sexual.
La menor escuchaba y asentía ante las recomendaciones de Anita, quien con paciencia enumeraba los riesgos que existen alrededor de la adolescente y que en ocasiones llegan a ser normalizados.
Muy cerca de ellas estaba Luz Elena Muñoz Ruiz, quien entregaba a una mujer un engomado con la consigna “Alto al abuso sexual”.
Anita es madre de Jessica Ivonne Padilla Cuéllar desaparecida el 7 de julio de 2011 y Luz Elena es mamá de Nancy Ivette Navarro Muñoz quien fue privada de su libertad seis días después.
Ayer ambas madres se unieron a la labor de prevención al conmemorarse este 30 de julio el Día Mundial Contra la Trata de Personas, delito que trastornó por completo la vida de sus hijas y de ellas.
Ambas madres, ahora convertidas en activistas sociales, instalaron el módulo de información del Centro para el Desarrollo Integral de la Mujer A. C. (Cedimac), durante el acto conmemorativo que reunió a autoridades de los tres niveles de gobierno, organizaciones de la sociedad civil y víctimas.
“Si alguien sabe lo difícil que es denunciar, que te hagan caso, que te crean, que se interesen en tu caso, esas somos nosotras.
“No siempre las cosas son como aquí te dicen, que están para combatir el delito, eso hubiéramos querido nosotras”, dice Lucy, quien a pesar de sus discrepancias con la forma de actuar de las autoridades, le apuesta a la prevención y se sumó al esfuerzo realizado ayer.
“Porque no queremos que haya más niñas víctimas de trata, ni más madres sufrieron por la ausencia de sus hijas”, resume Luz Elena, mientras entregaba trípticos.
“No queremos que la desaparición de mujeres siga pasando, que la gente vea que la trata de personas sí pasa, ya nos pasó a nosotras con nuestras hijas y es algo que se debe prevenir”, dice Lucy.
La madre de familia asegura que en el caso de su hija, y de otras decenas de mujeres, no se avanza en la investigación y sostiene que hace falta mucho interés de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
“Para nosotras ya son siete años sin nuestras hijas y nos preocupa no saber nada. Las buscamos con vida, siempre, pero ya no sabemos qué pueda estar pasando”, expresa.