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Mutilaciones, el desprecio por la vida

Sandra Rodríguez Nieto/
El Diario

2018-07-19

Entre algunos vecinos causó temor y asombro, aunque a otros les pareció normal. Una cabeza humana dentro de una bolsa negra de plástico había aparecido una mañana en la parada de transporte público ubicada en la esquina de las calles Puerto de Palos y Santo Tomás, entre una maquiladora y un jardín de niños de la colonia Patria I.
Un cuerpo decapitado apareció un día después, kilómetros al suroriente, en una brecha del fraccionamiento Parajes de San Isidro.
“A la sociedad ya se le hace natural; termina uno por acostumbrarse”, dijo una de las vecinas de la primera intersección, de 49 años y ama de casa.

‘Sobrepasan criminales límites de la crueldad’
A10 años de que se dispararon aquí los asesinatos con crueldad extrema, como las mutilaciones y decapitaciones, la Fiscalía General del Estado carece de un análisis que explique los motivos de estas formas de violencia o los perfiles de sus autores.
Investigadores académicos coinciden, sin embargo, en que detrás de este ensañamiento con los cuerpos de las víctimas –y que abunda en videos difundidos en redes sociales– está no sólo una “guerra mediática” del crimen organizado, sino la internalización de un mensaje de desprecio por la vida y la dignidad humanas difundido por las propias autoridades.
David Barrios Rodríguez, investigador del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica de la Universidad Nacional Autónoma de México, plantea que la impunidad alrededor de los asesinatos de mujeres en esta frontera desde la década de los años 90 es un ejemplo y precedente de las prácticas institucionales que han contribuido a esta “normalización” de la violencia.
En particular, el investigador menciona el período registrado a partir de 2011, cuando diferentes familias de mujeres desaparecidas empezaron a recibir sólo fragmentos de las víctimas –en su mayoría encontradas en Arroyo del Navajo, en el Valle de Juárez.
“Me parece que esta manera de entregar estos restos a cuentagotas, con el objetivo de desmovilizar a las madres, es una estrategia de un Estado que busca torturar sicológicamente a estos familiares víctimas”, dice Barrios, que se especializa en el fenómeno de la violencia urbana en América Latina.
“Entonces, por ese lado está también el sadismo, la impunidad, y es algo que alimenta cultural y socialmente cómo se procesa toda esta violencia”, agrega el también autor de ensayos como “Ciudad sádica”, sobre Río de Janeiro, y “Juárez: la ciudad de las últimas cosas”.

Sevicia y terror
Desde al menos 2006, cuando las cabezas de cinco personas fueron arrojadas por un grupo delincuencial en un centro nocturno de Uruapan, Michoacán, el desmembramiento de cuerpos humanos y abandono de los mismos en lugares públicos se ha vuelto frecuente en los estados más afectados por la violencia atribuida al crimen organizado.
Diferentes videos que muestran los momentos en los que ocurren este tipo de asesinatos con violencia excesiva sobre víctimas ya sometidas abundan también en el ciberespacio.
Tan sólo en Chihuahua, más de una decena de personas han sido encontradas mutiladas o decapitadas en lo que va del año. “De ella sólo hay brazos, pies y un muslo”, indicó el pasado 20 de abril el reporte periodístico sobre el hallazgo de dos personas descuartizadas del municipio de Madera.
Otro cuerpo sin la extremidad cefálica había sido encontrado días antes en esa misma localidad del occidente del estado y, en febrero, cinco personas fueron abandonadas en las mismas circunstancias en el exterior de una funeraria en el municipio de Guachochi.
Luego, en junio, también desmembrados, fueron abandonados los cuerpos de un hombre y un adolescente de 16 años en la parte serrana del municipio de Casas Grandes.
Y, en lo que va de julio, en Juárez se han encontrado al menos otras cinco víctimas de descuartizamiento o decapitación. El más reciente, el pasado martes 17, cuando vecinos de la colonia Solidaridad encontraron un cuerpo sin cabeza y, a metros de distancia, el resto del cuerpo en bolsas de plástico.  Dos días antes, el domingo 15, otro hombre había sido encontrado también decapitado en el interior de un tambo en la Zona Centro.
“Los criminales han sobrepasado los límites de la crueldad”, mencionó la Fiscalía sobre estos casos.
Barrios menciona que en los antecedentes de lo que denomina “sevicia” o crueldad extrema por parte de grupos criminales están también los denominados “zetas”, derivados de un cuerpo de élite del Ejército Mexicano entrenado en la “contrainsurgencia” y la guerra irregular.
“Este tipo de grupos siempre ha recurrido al terror y a la guerra sicológica hacia el rival; esto es, a difundir miedo y terror a través de estas prácticas”, dice el investigador, que identifica el caso de Uruapan como uno de los primeros.
“Esta sería una hipótesis, una razón por la cual este tipo de violencia entre las estructuras de la economía ilegal ha aparecido en México, se ha replicado de manera asombrosa y se ha convertido en una carrera por ver quién puede hacer cosas más atroces”, agrega.

Ley de la selva
Para Oscar Máynez Grijalva, criminólogo y académico de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, el grado de violencia alcanzado en el país muestra también que hay un rechazo de lo que antes se consideraban “valores” en un Estado, como el respeto a la ley o el aplazamiento de la satisfacción de los deseos.
“Pero, si en un país, por más que te esfuerces, no hay movilidad social, se acaban esos valores y tomas otros (…) El mensaje es que el trabajo honesto, el esfuerzo en este país no reditúa nada positivo”, dice.
También en el contexto de la violencia extrema, Máynez menciona la impunidad de más de un 90 por ciento de los asesinatos –como la registrada en Juárez en promedio entre 2008 y 2012– y la gran cantidad de población que depende de la economía ilegal para la sobrevivencia.
“Y la única institución que termina recompensando el talento es el crimen organizado, porque entre más inteligente y agresivo seas más vas progresar, a diferencia del otro sistema (el legal) que depende de a quién conoces”, agrega el también exjefe de Servicios Periciales del Ministerio Público estatal en la Zona Norte.
Howard Campbell, profesor del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Texas en El Paso, plantea que, además, no hay autoridad capaz de detener la “guerra mediática” sostenida por los grupos de la delincuencia organizada a través del ciberespacio.
“Ni Facebook ni el Gobierno puede controlar totalmente estos nuevos medios de comunicación”, dice.
“Es una estrategia táctica (de los criminales) para intimidar a los rivales y al público en general, y es un producto de la deshumanización que se da en las guerras, ya sea en Vietnam, en Irak, en Siria y, lamentablemente en el México de hoy, cuyos conflictos llegan a un nivel de violencia parecido a una guerra ‘normal”, agrega Campbell. 

‘La nueva moral’
Desde enero, las “nuevas formas de convivencia” derivadas del despliegue militar y del “combate frontal” al crimen organizado fueron motivo de análisis en el Foro Regional Sobre la Ley de Seguridad Interior realizado en la UACJ.
“Es propiamente inculcar modelos de comportamiento y socialización que remitan a lo militar, a ser soldados, a seguir órdenes, a homogeneizar a la población, por ejemplo, a través de la difusión del individualismo y las posibilidades del consumo o la fascinación por el consumo”, dijo Barrios entonces.
“Y, en su expresión más cruda, a difundir la idea de que el otro, el de enfrente, es un potencial enemigo al que hay que aniquilar, porque en eso se juega mi propia vida; es decir, que el principio general de convivencia sea la competencia por vivir y morir”, agregó el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La investigadora del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte, Julia Monárrez, planteó entonces que la violencia reconfigura no sólo a las víctimas directas, sino a las sociedades enteras, proveyendo nuevos principios morales que inhiben la compasión y la empatía.
“Y ¿cuál es esa nueva moral? No sentir compasión por quien sufre, no acercarte a su dolor y no acompañar en el dolor”, dijo la socióloga experta en temas sobre violencia contra las mujeres. (Sandra Rodríguez Nieto / El Diario)

srodriguez@redaccion.diario.com.mx

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