Abril Salgado
El Diario de Juárez
Como si fuera un río, el agua fluye constante y en grandes cantidades por el viaducto Gustavo Díaz Ordaz, una de las principales vialidades que conectan el norte con el sur y viceversa.
Desde el comienzo de la arteria con sentido de sur a norte, se observa el primer desagüe en la calle Ley 6 de Enero, que medianamente logra llevar el líquido en ambos carriles hasta la calle Pablo Sidar, donde hay 2 flujos de agua de drenaje que emergen de una alcantarilla y bajan por las paredes inclinadas.
El problema se agrava a la altura de la calle Emilio Carranza, donde hay tres coladeras de las que fluye el agua de drenaje: una sin tapa se encuentra del otro lado de la calle, justo ahí fue colocada una caja de cartón con piedras para prevenir a los automovilistas, la otra sí tiene tapa pero de ahí emergen siete chorros de agua que corren por la calle. Una tercera suelta un gran volumen de agua sucia, que corre sin control.
Esta situación ha hecho que los guiadores tengan que buscar caminos alternos debido a la profundidad y el extenso camino anegado, sin embargo, quienes no pueden evitar la vialidad, sufren para circular por ella.
También ha generado que choferes del transporte público aprovechen para conducir a alta velocidad, al grado de mojar a los peatones que esperan el camión en las paradas.
Juan Manuel Espino, de 59 años de edad, dice que toma el transporte todos los días por la mañana en el mismo sector, pero desde hace cuatro meses se enfrenta con tener que alargar sus caminatas debido a las inundaciones de la vialidad y en varias ocasiones ha sido bañado con agua de drenaje por los choferes de transporte.
“Los que vienen del Centro mojaron a una niña, hasta parece que lo hacen adrede porque le dio a toda velocidad. Aquí el viaducto siempre ha sido así”, dijo.
El Diario solicitó información al respecto a la JMAS pero hasta el cierre de edición no se dio respuesta a la solicitud de entrevista.
A lo largo del viaducto se pueden observar montones de todo tipo de basura, neumáticos, tierra de arrastre y lodo en las salidas por ambos sentidos y menor circulación a la que habitantes de la zona manifiestan, aunque los vehículos que pasan normalmente son grandes y transitan a alta velocidad.
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