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Adictos al cristal, desde los 12 años

Abril Salgado/
El Diario de Juárez

2018-07-11

Robos, asaltos, golpes a su esposa y hasta utilizar a su hija para esconder drogas, son algunos de los delitos que Yohan, a sus 18 años de edad, cometió por consumir y sentir en su cuerpo los efectos de las metanfetaminas, droga también conocida como cristal.
A tres semanas de estar internado en el Centro de Rehabilitación Especial contra las Adicciones Vida Integra (Crecavi), narra que su adicción comenzó con el divorcio de sus padres cuando él tenía 11 años.
“Vi cómo se peleaban, cómo mi papá golpeaba a mi mamá. Mi hermano y yo nos teníamos que esconder debajo de la cama y eso me fue creando un resentimiento que hoy en día me doy cuenta me llevó al consumo, querer esconder mis sentimientos en una sustancia” explica.
Afirma que sus amistades del barrio le mostraron la mariguana y entonces su vida cambió, pues encontró ahí más apoyo que en su casa y tenía más sentido de pertenencia con ellos y en las drogas que en cualquier otra parte. 
“Yo empecé fumando más que nada y me di cuenta que iba teniendo una adicción día con día porque yo no me daba cuenta de que eso me llevaba a hacer daños en mi familia, a robarlos, a perjudicarlos. Me llevó a un estado emocional a punto de hacer muchas cosas por conseguir la sustancia”, dice.
Tal fue la necesidad que al no tener la droga en sus manos, la violencia y el cambio de carácter se hicieron notar, consecuencia que pagaron sus amigos, su familia y principalmente su esposa.
“El consumo me ha llevado a perder todo, mi trabajo, mis cosas materiales, mi carro, a perder mi esposa y mi hija que yo la quería tanto y ya no está conmigo por esta causa”, expresa.
Con un constante movimiento de manos que denota su ansiedad y exhibe los tatuajes en sus antebrazos, explica que a los 12 años conoció el cristal, droga que a sus 15 debía inyectarse porque ya no sentía sus efectos.
“Al último que ya no sentía el mismo placer, llegué a inyectarme la sustancia y aunque trataba de luchar no podía dejarla, no me daba cuenta que el cristal me hacía cada vez más daño, hasta llegar a la locura”, recuerda.
Ahora Yohan dice que tras siete años en el camino del vicio y ocho tratamientos, de lo que más se arrepiente es de haber perdido a su esposa e hija, además de haber inducido a su hermano mayor al cristal, ya que desde el día que se lo dio a consumir no pudo parar.
“Lo que he visto y he leído es que el 75 por ciento de las personas que consumen cristal es muy difícil que lo dejen, pero el cambio está en uno, por eso yo me di la oportunidad”, indica.
En su noveno tratamiento y a pesar de ya no contar con la confianza de su familia, asegura que ya tocó fondo y que prometió a su familia echarle ganas.
“Yo le recomiendo a la gente que nunca consuma esa droga, es muy adictiva. Tal vez haya quien lo tome como juego en las fiestas, tomar y fumar, pero pueden terminar en una adicción, te consume”, mencionó.
De acuerdo con los registros administrativos de los centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA) y el Subsistema de Prestación de Servicios (SIS), el cristal es utilizado por el 18 por ciento de los consumidores de drogas.
Además señalan que el 77 por ciento de los usuarios tienen entre 12 y 17 años de edad. El año pasado esta sustancia tuvo un repunte del 60 por ciento entre menores de 12 y 14 años, se reveló.

asalgado@redaccion.diario.com.mx   

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