Local

Superan problemas; ahora les toca ayudar

Luz del Carmen Sosa
El Diario de Juárez

2018-07-07

Paola aprendió a pintar al óleo en el 2014 cuando apenas cumplía los 11 años; en el 2017 una de sus obras fue exhibida en una galería en Valladolid, España.
Hoy está por entrar a la preparatoria y su meta es estudiar Comercio Exterior, viajar y conocer el mundo.
Iván tiene 15 años y ha decidido estudiar Ingeniería en Sistemas, considera al Internet como una importante herramienta de comunicación favorable para la juventud.
Brayan, también de 15 años, ha pensado que en un futuro tendrá una casa propia, una esposa e hijos a los que amará y protegerá. Su meta es ser feliz.
Estos tres amigos, que con el paso del tiempo aprendieron a quererse como hermanos y disfrutan de las horas que pasan juntos y en las que comparten actividades diarias, anhelos y problemas, se conocieron cuando cursaban el sexto grado de primaria.
Por separado cada uno atendió el llamado que hicieron promotores del Centro de Asesoría y Promoción Juvenil, A.C. (CASA) que dirige la maestra Teresa Almada Mireles y que arrancó hace casi dos décadas.
Paola, Iván y Brayan eran menores con problemas de conducta cuatro años atrás y desde el pasado lunes regresaron al campamento de verano como voluntarios para acompañar a los niños que, como ellos, “se rebelaban”. 
“Ahora ellos tres y muchos otros son voluntarios. Ellos eran adolescentes que tenían problemas de conducta en sus escuelas y estuvieron a punto de desertar de sus estudios, pero a través de los talleres que llevaron en Casa Kolping, modificaron totalmente esa conducta y ahora trabajan apoyando a niños que, como ellos, tienen alguna situación especial en casa o en la escuela”, explica Marion Sandoval Falcón, coordinadora educativa.

CASA, su historia

Enclavadas sus actividades en el poniente de la ciudad, CASA trabaja directamente en las colonias con altos índices de violencia y con el paso de los años, ahora abarca una parte del suroriente.
En su página oficial, CASA narra sus inicios.
“La institución surge de proyectos de trabajo con jóvenes, impulsados por un grupo de laicos ligados al trabajo de la Iglesia Católica en zonas marginadas de Ciudad Juárez, a través de las Comunidades Eclesiales de Base a fines de los ochenta y principios de los noventa”, explica.
En ese entonces el trabajo se focalizó a la formación de liderazgos juveniles, grupos de jóvenes en los barrios y la atención a barrios de “cholos”.
“Es a partir de allí que se va planteando la necesidad de crear una organización que dé continuidad y permita generar programas de manera profesional”, cita en su página.
Para 1994, el grupo logró constituirse como asociación civil y desde entonces mantiene el proceso de profesionalización y crecimiento.
Su contacto diario con los niños y jóvenes ha permitido la realización de diversas investigaciones para conocer y entender la compleja problemática infantil y juvenil de Ciudad Juárez.
Además ha generado sus propios modelos de intervención en diversas dimensiones y temáticas asociadas al campo juvenil: educación, cultura, participación, adicciones, violencia y género entre otras.

Cinco Centros

En 1996 CASA obtiene el terreno de su primer centro, el cual fue inaugurado en junio de 1997 con financiamiento de la Fundación del Empresariado Chihuahuense.
En el año 2000 inaugura su segundo centro, cuya construcción fue financiada por la organización española Manos Unidas y posteriormente la ampliación por el Gobierno municipal en 2004.
En 2008 recibe en comodato otro centro, ubicado en la zona surponiente de la ciudad, por la fundación alemana Adolfo Kolping y finalmente fue abierto un nuevo centro al suroriente de la ciudad.
Es más que un entretenimiento.
Paula se describe a sí misma como antisocial y en primaria rechazaba la idea de ir a un lugar con desconocidos. Mientras que Iván había destacado por rebelde y sus conflictos con la autoridad lo tenía a un paso de la expulsión.
Brayan llegó solo a CASA Kolping y no creía que se iba a quedar más de un día.
“Me sorprendió que me quisieran ahí. Desde el primer día me aceptaron entre ellos, me trataron bien, fui parte de eso” recuerda el adolescente mientras atiende con paciencia a un niño que le hablaba en voz baja.
“De no haber llegado ahí ese día, estoy seguro de que ahora estaría en la calle, no estaría estudiando”, asegura Brayan y en eso coinciden Iván y Paula.
“Yo encontré en Kolping a un padre, eso fue para mí mi maestro de arte Luis Ángel Hinojos. Él se fue a Tijuana pero es parte importante de mi vida, siempre lo va a ser, los maestros de Kolping nos escucharon, nos ayudaron, nos quisieron”, dice Iván, quien destaca que conocer al personal de CASA es de lo mejor que le ha pasado en la vida.
“Yo sueño con ser ingeniero en Sistemas y quiero ser el mejor. Cuando yo pueda, voy a aplicar todo lo que he aprendido a Casa Kolping, ponerles computadoras, programas y todo eso lo voy a hacer gratis”, se compromete Iván.
Paola por su parte dice que su sueño será llevar de campamento a un grupo de chicos de Kolping, por lo que para ella el estudio es su prioridad. Ni los novios, ni las fiestas, ni la moda. “Nomás la escuela para aprender mucho”, asegura.

Sexto Campamento

Los menores corren por el parque El Chamizal. Unos juegan lotería, otros al lazo, algunos más ya participaron en carreras y sin importar la edad y el género, corren, disfrutan del sol y comparten sus alimentos.

Este es el sexto campamento anual que realiza CASA.
Marion Sandoval Falcón vigila a los chicos y chicas a su cargo. También corre y juega con los menores y descansa un poco para tomar aire.
Es la coordinadora educativa de CASA Kolping y explica que los niños y adolescentes que corren a su alrededor no fueron preinscritos en la secundaria o por cuestiones económicas, conductuales o familiares pueda estar en riesgo de desertar.
“Nosotros los invitamos al campamento, donde generamos un vínculo con ellos, y si están inscritos en la escuela y tienen algún problema le damos seguimiento y si no están estudiando les buscamos cupo en alguna de las escuelas que colaboran con nosotros”, resume la educadora.
Pero no es fácil. Muchos niños viven en las colonias con altos índices de violencia, crecieron entre la pandilla, la violencia familiar, el abuso sexual y las adicciones.
De los 500 niños que el viernes por la tarde corrían por el pasto y bajo el sol, no todos tendrán la posibilidad de una mejor calidad de vida si sus padres no hacen un esfuerzo mayor por ellos.
En CASA se les ofrece alimento, apoyo con las tareas escolares, retroalimentación y amor.
“Un adolescente me pidió en una ocasión que lo ayudara a leer y escribir porque quería buscar un trabajo”, recuerda Yolanda García, coordinadora educativa de CASA Central.
Lo dice con modestia, pero ella se encargó de ayudar a su alumno con un déficit de atención que impactaba su capacidad de comprensión.
El adolescente mejoró su lectoescritura con el esfuerzo y seguimiento de Yoli, como le dicen a la coordinadora.
“No tiene el empleo que le paga mucho dinero, pero sí el suficiente para pagar sus gastos y que pueda continuar sus estudios. Ese ha sido para mí uno de mis mejores experiencias de vida”, asegura la educadora. 

lsosa@redaccion.diario.com.mx

X