Fernando Aguilar
El Diario de Juárez
En sólo tres meses, Francisco notó cómo había perdido peso y advirtió que los pómulos le sobresalían, la frente se le notaba cada vez más y sus ojos eran otros.
Eso le preocupaba, pero sabía con toda seguridad que se debía a los cristal, la última droga que, habituado a consumir todo tipo de sustancias, se había decidido a probar motivado por la creciente curiosidad.
“La primera vez que la consumí fue a los 18 años”, cuenta Francisco. “No me causó ninguna adicción. Pero se quedó guardada. A los 20, se volvió más adictiva. Ahí empezó mi consumo de lleno. Empecé con unos amigos que yo criticaba. De ahí ya no pude parar nunca”.
Francisco tiene hoy 23 años y se enfrenta a un proceso de rehabilitación en la organización Ave Fénix, donde reflexiona sobre lo que, considera, el cristal le hizo perder: a sus, hijos, a su esposa y su imagen ante la sociedad.
Su historia es uno de los rostros del auge del cristal, una metanfetamina que según el diagnóstico oficial cobra cada vez mayor popularidad.
La disponibilidad de esta droga en la ciudad ha hecho crecer las estadísticas de consumo al grado de que autoridades calculan que el 18 por ciento de las personas que usan cualquier droga utilizan esta.
Adriana Bouchot Beltrán, coordinadora estatal de Salud Mental y Adicciones, considera que el uso de esta sustancia es hoy gran motivo de alerta en virtud de que es sumamente adictiva y al mismo tiempo barata.
De acuerdo con Alma Érika Flores Rodríguez, responsable estatal del Programa de Adicciones de la Secretaría de Salud, este 18 por ciento se calcula a partir de los registros administrativos de los centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA) y el Subsistema de Prestación de Servicios (SIS).
El último reporte del SIS muestra que a los tres centros existentes en Ciudad Juárez llegaron el año pasado 84 personas cuya droga de impacto fueron las metanfetaminas, tal como el cristal.
Las cifras destacan porque el 77 por ciento de los usuarios que solicitaron atención por este motivo son adolescentes de entre 12 y 17 años, lo que en otros términos equivale a 32 mujeres y 33 hombres.
“Está de moda”, refiere la funcionaria. “Es algo que es común encontrar. Definitivamente esta sustancia ha ido en aumento”.
Antes de ingresar al centro de rehabilitación hace dos meses Francisco, cuenta, se gastaba más de 500 pesos diarios en su última etapa como adicto al cristal.
Las dosis que inicialmente solía consumir se hicieron cada vez más grandes, lo que nunca supuso ningún problema en virtud de que conocía dónde obtener esta sustancia.
“Me generó muchos problemas. Tantos, que a mis niños no me puedo acercar porque tengo orden de restricción. La soledad es lo peor. El rechazo. La mamá de mis niños no era mala. Era una buena mujer. Yo cometí varios errores y me alejé de ellos. Los dejé solos”, lamenta.
Francisco cuenta que consumía esta droga porque era de ese modo como podía olvidar sus problemas.
Una especie de anestésico. Es así como con esa palabra describe el efecto que el cristal le ofrecía.
“La droga me borraba los sentimientos y las emociones. Era para eliminar esa culpa que sentía, ese miedo. Anestesia todo eso. Hasta los pensamientos. A mí me generó eso, pero he oído que otros se ponen a pensar con ella”, explica Francisco.
José Salazar Montes, presidente del Colegio de Psicólogos del Estado de Chihuahua en Ciudad Juárez, cree que lo preocupante es que se trata de una droga relativamente nueva en la ciudad.
“Hay otro tipo de drogas que se han internado en la ciudad, pero cuyo consumo no ha sido tan alarmante por su costo, por la dificultad de conseguirlas”, indicó. “Esta droga llega invadiendo la ciudad, la sociedad, el seno familiar. Es muy preocupante”.
La preocupación por el cristal ha obligado a las autoridades a lanzar una campaña preventiva donde destacan las secuelas y consecuencias de utilizarla.
El programa, llamado “Rompe el hielo”, arrancó en marzo y busca crear conciencia en la población sobre los efectos dañinos de las drogas, pero sobre todo del cristal.
En octubre del año pasado, la Mesa de Prevención de Adicciones informó que el consumo de cristal en menores de 12 y 14 años había aumentado hasta en 60 por ciento en el último año.
En esa ocasión, Enrique Martínez, presidente de la asociación, dijo que esta sustancia era utilizada cada vez más por adolescentes que sufrían problemas familiares y psicológicos.
La cifra revelada por las autoridades está enmarcada en un contexto donde las corporaciones detienen a cada vez más personas con dosis de cristal.
En marzo del año en curso, un hombre fue detenido con 300 dosis de la droga en calles de la colonia Bosques de Waterfill.
En este mismo tono, la Fiscalía General del Estado (FGE) atribuyó el ataque registrado en el bar Olé a una probable disputa por el control de puntos de venta de cristal entre narcomenudistas.
Francisco dice ser consciente de que el consumo de cristal está asociado con conductas delictivas de las que, no obstante, se quiere desligar.
“Quiero salir a ver el mundo diferente”, asegura. “Quiero ya no verme atacado o criticado por la sociedad. Terminar la escuela, ver a mis hijos. Quiero ser chef. Me gusta cocinar y me di cuenta de que soy bueno para eso”.
EL CRISTAL EN CIFRAS
•Es utilizado por el 18% de los consumidores de drogas
•El 77% de los usuarios tiene de 12 a 17 años
•El consumo entre menores de 12 y 14 años repuntó 60% el año pasado
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