Araly Castañón/
El Diario de Juárez
La atención a migrantes que fueron deportados por esta frontera aumentó este año, dio a conocer el encargado del despacho de la Dirección municipal de Derechos Humanos, Carlos Armando Chacón Rodríguez.
Informó que hasta el pasado 20 de junio se han recibido a 2 mil 624 repatriados, cuando en todo el 2017 fueron mil 823.
Al llegar a esta ciudad, el Municipio les otorga un bono para transporte foráneo a fin de que puedan llegar a sus lugares de origen.
Los connacionales son deportados por el puente internacional Paso del Norte, de donde personal del Instituto Nacional de Migración (INM) los traslada a la oficina de la dependencia ubicada en el mismo cruce.
Tras entregarles el acta de repatriación los conducen a las oficinas de la Dirección de Derechos Humanos, a unos metros del puente. Ahí personal del Municipio toma sus datos, les ofrece un bono para transporte y agentes del Grupo Beta los llevan finalmente a la Central camionera.
Chacón dijo que desde marzo pasado empezó a incrementar la cantidad de migrantes que están llegando a la ciudad y solicitan apoyo para regresar a sus lugares de origen.
Agregó que ese mes se atendió a 374, en abril subió a 508, en mayo 799 y hasta el 20 de junio van 607.
En el 2016 fueron 3 mil 899, el año pasado bajó la cantidad y este año empezó a repuntar, expresó.
Explicó que en el Municipio se les entrega un vale de mil 200 pesos para que vayan a sus lugares de origen u otra ciudad a la que deseen. Con esa cantidad pueden llegar hasta la Ciudad de México y si van más lejos tienen que pedir apoyo económico a sus familiares.
El funcionario agregó que muchos de los repatriados son personas que tienen años viviendo en Estados Unidos y los arrestan allá por alguna infracción, aunque también hay quienes son detenidos intentando cruzar la frontera.
Los migrantes que han sido deportados este año por Juárez son procedentes de los estados de Chihuahua, Guerrero, Zacatecas, Michoacán, Oaxaca, México, Puebla y Veracruz, informó personal de la Dirección de Derechos Humanos.
‘Necesitamos buscarle’
Tras caminar seis días y siete noches desde el Puerto de San Luis, Sonora, Luis de 18 años, fue detenido en Nuevo México cuando estaba llegando a Lordsburg.
“Íbamos caminando por el desierto, por las montañas”, menciona el hombre de piel blanca y bigote escaso.
Relata que iba junto con un cuñado y unos amigos, atravesaron terrenos rodeados de alambres de púas y en una de esas se hizo un corte en el brazo derecho.
Ayer tras ser repatriado, con su mano izquierda se tocaba las dos heridas de su antebrazo que todavía tenían sangre.
Originario de Buenaventura, Chihuahua, Luis narra que desde hace tiempo planeó junto con su cuñado y sus amigos llegar a Estados Unidos “para hacer dinero”.
En los seis días que caminaron para llegar al vecino país los agarró una lluvia debajo de un puente, “casi nos ahogamos”, y en los últimos dos días no comieron nada.
En Buenaventura, Luis terminó la secundaria y ya no continuó estudiando por falta de dinero. Ahí trabajaba en la construcción, donde ganaba mil 800 pesos a la semana.
Cuando fueron detenidos los llevaron a la Corte y les dijeron que en ocho días los iban a regresar a México.
La idea de Luis es volver a intentar cruzar a Estados Unidos. “Necesitamos buscarle para entrar”, dice.
El caso de Carlos, “El Cholo”, de 32 años, fue diferente. Él nació en Guanajuato. Cuando tenía 16 años llegó a Estados Unidos junto con un hermano, quien luego se regresó a México.
Trabajaba plantando árboles y allá conoció a una mujer estadounidense con lo que se casó y ahora tienen dos hijas de 1 y 2 años.
Relata que ahora que está repatriado va a “pelear el caso”. Su esposa no le arregló papeles por “pura desidia”.
Edgar, de piel morena y aparte quemado por el sol, de bigote poblado, vivía en Arizona y en autobús iba a Fort Worth, Texas, a trabajar, cuando agentes de Migración se subieron al camión y le pidieron que se bajara. Él fue el único al que bajaron, afirma.
De todos los migrantes que ayer fueron atendidos en la oficina del Municipio, sólo Edgar llevaba maleta.
Estuvo detenido tres meses y ayer salió a Puerto Peñasco, donde vive su suegro, con quien piensa quedarse mientras arregla papeles para regresar a Estados Unidos.
“Me dolió porque iba a dejar a mis hijas y a mi esposa, iba a dejarlas a ellas que están chiquitas”, lamenta. “Esas personas no piensan en los sentimientos de uno, nomás lo agarran y vámonos, no saben ni cómo está el caso, hacen sufrir la familia”.
Algunos de los migrantes que fueron atendidos ayer en el Municipio no tenían las cintas de sus tenis, pues los agentes de Migración se los quitan para evitar que intenten atentar contra su vida mientras están detenidos en Estados Unidos.
La mayoría del grupo que ayer llegó a Juárez eran hombres en edad productiva, únicamente iba una mujer sola y una pareja de un hombre y una mujer.
En las oficinas municipales les ofrecen una botella de agua purificada y les entregan el bono para que se trasladen a otra ciudad.
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