Abril Salgado
El Diario de Juárez
Como un paliativo para disminuir y calmar el dolor de pacientes, familiares, médicos y administrativos en los hospitales, cerca de 50 personas, apuestan por la “risa” para cambiar el panorama de quienes enfrentan situaciones complicadas de salud.
A través de cantos, música, bailes, juegos con premios, ver partidos de futbol, practicar con baleros, abrazoterapia y un horóscopo de la risa con mensajes positivos, los doctores de la risa “Nariz a la Orden A. C.”, es un grupo de voluntarios profesionistas de todas las edades, que tiene por misión cambiar los sentimientos de tristeza por sonrisas.
Virginia Segura Mata, la “doctora manzanita”, relató que desde hace 13 años un grupo de personas tuvo la iniciativa de demostrar que la risa es la mejor terapia para acompañar en la enfermedad. No conformes con eso, al paso del tiempo lo comprobaron con datos científicos.
“Una persona con buena actitud, olvida el dolor con unos minutos de risa y disminuye su malestar, eso ya está comprobado”, dijo.
“La sonrisa rompe barreras, ayuda al sistema inmunológico, hace y tiene muchos beneficios, sería larga la lista de los beneficios”, expresó.
Virginia mencionó que pese a que la inseguridad es la principal problemática que se percibe en la ciudad nuevamente, otra situación preocupante es que nos olvidamos de reír y nadie nos enseña a hacer las cosas con una energía positiva o con una sonrisa.
Es la razón por la que los “doctores de la risa” buscan ser un apoyo para todos los pacientes de hospitales, niños, adolescentes, adultos e incluso personas de la tercera edad a quienes visitan en los asilos, además de que también se da esperanza y alegría al personal de hospitales, expuesto a situaciones duras en su vida cotidiana.
La mujer narró que aunque se hace todo lo posible por dar alegría a las personas, a veces el llanto se hace presente entre quienes acuden y ven de primera mano el sufrimiento de los demás, pero esto no los desmotiva para realizar actividades cada semana y llevar la risa a quienes más lo necesitan.
Virginia habló del caso de una menor diagnosticada con leucemia a los 14 años de edad, recordó que al cumplir 15, en el hospital se le organizó una fiesta que se llenó de tristeza porque la adolescente comenzó a vomitar.
Cuatro años después esa niña libró la batalla contra este padecimiento.