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Marchan entre carpas menores detenidos

Itzel Ramírez
El Diario de Juárez

2018-06-20

Al rayo del sol del mediodía en el desierto mexicoamericano una fila rompe con la normalidad de la aduana americana en el puente Guadalupe-Tornillo. Se trata de las más recientes víctimas de la era Trump: un grupo de adolescentes que sale de los improvisados campamentos donde se mantienen detenidos.
En Tornillo, uno de los puentes de entrada a Estados Unidos, ubicado en la frontera entre Chihuahua y Texas, se encuentra un centro de detención de menores que en su camino hacia la Unión Americana han sido separados de sus familias, como una medida ejecutiva de la administración del presidente estadounidense Donald Trump.
En el campamento se ven las filas de menores de edad. Portan todos un gafete, caminan ordenados, escoltados por agentes de migración. Ante una indicación se detienen para segundos después continuar su camino a otra tienda, siguiendo las instrucciones del personal migratorio encargado de su custodia.
Siempre formados en línea y por grupos de 12 o 15, adolescentes varones se mueven entre las carpas color beige, vigilados por guardias vestidos con playeras fosforescentes. Ellos, los migrantes, usan short y playeras de colores azul, verde, morado y gris. Van de una tienda a otra, según se aprecia a través de la barda que divide el complejo de entrada a los Estados Unidos de América.
Para los migrantes la travesía parece no terminar, ni siquiera ahora que están detenidos. Los adolescentes, bajo custodia del Estado americano, marchan entre las tiendas bajo el sol en las áridas tierras que ahora ha abandonado hasta el río Bravo, con el lecho seco a un costado del campamento.
Por momentos se aprecia que los menores de edad elevan la mano para taparse del sol.
Dos caminan con una sudadera y el gorro puesto, el resto solamente agacha la mirada. Los oficiales les acompañan, ellos sí portan una gorra parte de su uniforme de trabajo.
A lado de las carpas, instaladas específicamente para funcionar como centro de detención de menores de edad, llegan un par de camiones blancos, presumiblemente con más niños migrantes que han sido separados de sus familias.
Sin saber que apenas unas horas después se firmaría la orden ejecutiva para terminar con la separación de las familias, los adolescentes siguen su paso, de una a otra tienda, a la expectativa de continuar su camino.

iramirez@redaccion.diario.com.mx

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