Abril Salgado
El Diario de Juárez
Motivados por el sueño americano, el deseo de mejorar sus condiciones de vida y huir de la violencia en la que se encuentran, 24 menores provenientes de Centroamérica llegaron a Ciudad Juárez decididos a ingresar al vecino país donde sus familiares los esperan.
El albergue ‘México Mi Hogar’ del Desarrollo Integral de la Familia (DIF), da techo a 18 varones de entre 14 y 16 años de edad, provenientes de Guatemala, tres de Honduras y otros dos niños y una niña que vienen de El Salvador.
“Llegan deshidratados, con hambre, con heridas en los pies, sobre todo los que caminaron uno o dos días”, dijo Gilberto Solís, director del albergue, y añadió que todos los menores pasan por situaciones distintas para llegar aquí, desde presenciar asesinatos de sus familiares hasta ver el deceso de sus compañeros de viaje, porque la corriente del río los arrastra.
Esta situación ha generado que los adolescentes reciban atención psicológica especializada debido a que presentan pesadillas durante la noche; no duermen, dicen tener miedo, se aíslan del grupo e incluso hay quienes asimilan la muerte de sus familiares después de semanas.
Solís dijo que además, en el albergue se encuentran nueve menores connacionales que provienen principalmente de Oaxaca, Chiapas y Guerrero, con los planes de trabajar, aunque Solís dio a conocer que también suelen llegar de Puebla, Zacatecas y Jalisco, con intenciones diferentes como estudiar, reunirse con familiares o trabajar temporalmente para regresar y con el dinero ahorrado para abrir algún comercio en su ciudad natal.
En comparación con el año anterior, Gilberto Solís dio a conocer que en lo que va de 2018 ha habido un incremento del 25 por ciento de menores migrantes de Centroamérica, aunque es Guatemala el país que encabeza esta lista, con 79 niños recibidos en menos de seis meses.
El entrevistado destacó que los niños que vienen de El Salvador y Honduras pasan por condiciones más duras, a diferencia de los que vienen de Guatemala, debido a que la mayoría viene huyendo de los grupos delictivos como “la Mara Salva Trucha”; salen de su país por la violencia.
“Normalmente la mayoría de las historias es la misma, salen de Guatemala por la pobreza, falta de trabajo, y toman el camión hasta la Ciudad de México o hasta Veracruz y luego a Ciudad Juárez, en algunos casos”. Expresó.
De acuerdo con Solís, los menores de Centroamérica pagan entre cinco y 10 mil dólares para emprender el viaje en búsqueda de sus familiares o una mejor vida en Estados Unidos. Esta cantidad depende desde qué punto son acompañados por algún “pollero” y cubre tres intentos de cruce.
Para llegar, señaló que “muchos de ellos venden terrenos, piden préstamos, venden sus animales, algunos de ellos tienen comprometida su casa o sus familiares de Estados Unidos les mandan una parte para que puedan llegar a la frontera y estando allá pagan la segunda parte, igual los mexicanos”.
Sin embargo, al llegar a la frontera los menores son captados por el Instituto Nacional de Migración (INM), organismo que inicia el proceso administrativo para que los menores sean repatriados.
El programa de “México mi Hogar” es permanente y recibe niñas, niños y adolescentes migrantes desde 1997 aunque es desde el 2009 que se constituyó el nombre, cada hora los albergados tienen actividades de terapia ocupacional, activación física, fortalecimiento educativo, arte, pintura.
Además los asilados ahí reciben pláticas relacionadas con el cuidado personal y los riesgos de cruzar la frontera, tema en el que muestran especial interés, ya que muchos desconocen los peligros y quienes ya lo han intentado comparten su experiencia, informó Solís.
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