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Vienen de Guerrero en busca de asilo y fracasan

Martin Orquiz/
El Diario de Juárez

2018-06-16

Familias mexicanas también están en busca de asilo político en Estados Unidos para escapar de la violencia, como la de Beatriz Adriana, una mujer de 27 años que con sus cuatro hijos solicitó ayer la protección del Gobierno de Estados Unidos porque la hicieron correr de Chilpancingo, ciudad donde vivía.
“Venimos huyendo de la violencia porque en Guerrero está muy feo”, comentó llorando al tratar de consolar a sus hijos que sollozaban a su alrededor, en las inmediaciones del puente internacional Paso del Norte.
Dulce Andrea, de 12 años, trató de aguantar las lágrimas, pero le corrieron copiosas mientras estaban expectantes de lo que ocurriría con ellos.
Fanny, de 11 años, Johanna, de ocho y Jovanny, de siete trataban de encontrar alguna explicación al cúmulo de gente a su alrededor, activistas promigrantes, y preguntaban a su madre lo que ocurría, pero ella ni siquiera los pudo escuchar debido al barullo en su entorno.
Detrás de los niños estaba Caritina, madre de Beatriz Adriana, quien trataba de explicar que sus nietos necesitan ayuda mientras abría una sombrilla morada para cubrirlos de los rayos del sol.
Ayer, sin embargo, no se logró que fueran recibidos por autoridades de Estados Unidos, pero seguirán insistiendo para lograrlo.
Rubén García, director de Casa Anunciación, indicó que se harán arreglos para que las mujeres y los niños tengan un lugar donde dormir y reciban alimentos mientras se determina su situación.
“Tenemos cuatro días queriendo pedir asilo, aquí nos la hemos pasado en el puente, pero no nos han dejado”, mencionó Beatriz Adriana antes de ser requerida por personal de dependencias mexicanas para darles albergue.
Otra mujer, también con cuatro hijos y originaria de Zacatecas, buscó también ayer ingresar a territorio estadounidense para solicitar asilo, pero no le fue permitido el paso.
La madre de familia prefirió no dar a conocer información alguna acerca de su situación y se retiró del puente junto con la de Beatriz Adriana.
Las dos familias quedaron unidas entre la burocracia de los sistemas de gobierno de México y Estados Unidos.
Mientras, los ocho niños intercambiaron algunas palabras y sonrisas entre ellos a la vez que los rostros de sus madres reflejaron el estrés por la incertidumbre que enfrentan. (Martín Orquiz/El Diario)

redaccion@redaccion.diario.com.mx
 

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