Fernando Aguilar/
El Diario de Juárez
Cuando el pánico y la desinformación se extendían con toda rapidez por el mundo, en junio de 1988, un hombre de 23 años y otro de 35 que vivían en Ciudad Juárez murieron víctimas de Sida, una temida enfermedad de la que poco se sabía.
Seis meses después, otro varón de 30 años falleció en las mismas circunstancias, registraron las autoridades entonces.
Presente desde hacía poco tiempo en la localidad, todos hablaban del “extraño” padecimiento, con temor creciente porque no existía tratamiento alguno y conducía inevitablemente a la muerte.
Estos tres hombres fueron las víctimas iniciales del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) en Ciudad Juárez, de acuerdo con los registros de las autoridades de Salud.
Hoy, 30 años después de haber llegado la enfermedad del siglo, y los sistemas de información sobre defunciones se hicieron públicos en la ciudad, el número de muertes asociadas al VIH/Sida ha venido disminuyendo de forma considerable.
De acuerdo con la Dirección General de Información en Salud (DGIS), las muertes vinculadas con el Sida iniciaron su tendencia al alza en 1988.
Las fuentes estadísticas revelan que, aunque con ciertos altibajos, cada año aumentaban las muertes relacionadas con este padecimiento. En 1989 fueron 6 y luego, en los años siguientes, 13, 18, 34, 29, 42, 37, 46, 61, 53, 69, 81, 85, 96, 130, 112, 101 y 127 en el 2006.
En 2007, las muertes asociadas al síndrome alcanzaron un pico máximo y llegaron a 133, cifra a partir de la que iniciaron una sostenida tendencia decreciente, muestran datos de la DGIS.
De este modo, estos cientos de fallecimientos se redujeron a sólo 20 el año pasado, reporta la Jurisdicción Sanitaria II de la Secretaría de Salud de Chihuahua.
Con optimismo, voces de la sociedad civil observan que las cifras disminuyen cada año, pero señalan que decenas siguen muriendo por omisiones fácilmente enmendables.
María Elena Ramos Rodríguez, directora de la asociación civil Programa Compañeros, considera que la baja puede atribuirse definitivamente a que las personas tienen acceso a medicamentos antirretrovirales, lo que en la década de los 80 era muy complicado.
“Hoy en día deberían ser mucho menos los casos de personas que murieran a causa de Sida”, señala. “Si las personas acudieran a los servicios de salud, si se identificaran cuando todavía están saludables, si no hubiera trabas en los servicios, habría menos muertes porque hay tratamientos antirretrovirales”.
Desde el punto de vista de Ramos Rodríguez, en virtud de los tratados internacionales de los que México es parte, la terapia antirretroviral contra el VIH está plenamente garantizada para toda la población sin ningún costo.
Sin embargo, advierte, el problema es que muchas personas no lo saben y tampoco buscan la forma de resolver el acceso a los fármacos.
Aunque los registros sobre defunciones consignan que las tres primeras muertes vinculadas con el Sida en Ciudad Juárez ocurrieron en 1988, activistas creen que otro número de ellas sucedieron antes.
Juan Carlos Medel Cabrera, representante local de la organización Sistema Nacional de Promoción y Capacitación en Salud Sexual (Sisex), está convencido de que la cifra pudo ser mayor que tres.
“En esos años, muchas familias ocultaban esa información por vergüenza, miedo y sobre todo por el estigma asociado a la enfermedad, porque solamente se pensaba que el sida lo adquirían personas homosexuales, trabajadoras sexuales y quienes usaban drogas inyectadas”, comenta.
Desde la perspectiva de Ramos Rodríguez, fundadora de Compañeros hace 32 años, los primeros casos de personas no con la infección de VIH latente, sino con Sida, comenzaron a llegar a esa asociación en 1986.
“En aquel tiempo se identificaban cuando estaban en estado de Sida y vimos morir a muchísimas personas antes de los registros oficiales”, lamenta la directora de la organización.
Arturo Valenzuela Zorrilla, director médico de la Secretaría de Salud de Chihuahua en la Zona Norte, sostiene que, para que el número de muertes relacionadas al síndrome se reduzca a cero, el Sector Salud debe enfocarse en la prevención.
Para el funcionario, información sobre conductas sexuales de riesgo y la educación en ese tema son piezas clave en el combate a esta epidemia. (Fernando Aguilar/El Diario)
Para saber más
• En 1988 tres casos fatales marcaron la pauta en Juárez
• En 2007 alcanzó un pico máximo con 133 fallecimientos
• Desde entonces la cifra ha venido disminuyendo
• En 2017 la pérdida de vidas disminuyó hasta 20
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