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Un incendio que pintó de negro el cielo de Juárez

Abril Salgado/
El Diario de Juárez

2018-05-03

Son las nueve de la mañana y parece que ya anochece. El cielo amaneció pintado de negro y el humo cala en la garganta. El olor a plástico quemado se encaja en la nariz. La escena es como una pesadilla y las siluetas de los bomberos apenas se distinguen.
Granjas de Santa Elena, una colonia ubicada al surponiente de la ciudad, tiene dentro de sí un pequeño infierno.
El cansancio se dibuja en los rostros de quienes luchan contra el fuego. Llegaron en la madrugada y llevan varias horas en la batalla. Algunos se quitan los cascos para tomar un poco de aire, pero el intento de un descanso no funciona: el aire contaminado pesa igual que los 25 kilos extras que cargan en el traje.
Un bombero sostiene una manguera sobre su hombro mientras su compañero apunta hacia una paca que arde. Pese a que llevan botas especiales, sienten el calor intenso de las cenizas que poco a poco se remojan.
Aunque para varias personas el aire ayuda en la contingencia, lo real es que la nube de plástico inicinerado, se esparce poco a poco como una gran mancha sobre el cielo fronterizo. Algunos elementos de Protección Civil van y vienen, mientras las pipas traen agua. Nadie descansa y están unidos contra el desastre que inició a las dos de la mañana.
A unos metros del sinietro, hay varias personas que observan cómo el fuego crece, mientras corre el rumor de que los bomberos de El Paso colaborarán para intentar que la catástrofe ambiental no sea mayor. También llega al lugar personal de Petróleos Mexicanos.
Alguien llevó botellas de agua para quienes permanecen en la lucha. Están colocadas en una carretilla y de vez en vez son arrojadas a los bomberos para calmar la sed.
Aquí la voluntad humana es un lugar común. Nadie está quieto y slgunos jóvenes aprovechan para tomar fotos y subirlas a las redes sociales y al mismo tiempo, algunos funcionarios hacen lo mismo para informar a sus superiores de lo que ocurre.
A las diez de la mañana hay más de diez pipas en el lugar. Decenas de empleados municipales se han sumado al esfuerzo y la sorpresa de los vecinos comienza a tornarse en incertidumbre. Lo vamos a lograr, dice un bombero mientras le da un trago a una botella de agua.
Las bombas que sacan el agua de recipientes parecidos a una improvisada alberca de lona para llevarlo a las mangueras, suenan fuerte.
Los alrededores están llenos de lodo. Por ahí caminan autoridades locales de Ecología, Protección Civil, Seguridad Pública, Limpia, Rescate y el presidente municipal Armando Cabada que viste un pantalón de mezclilla, una camisa blanca y un chaleco de color oscuro.
Después de casi 10 horas de trabajo, se abre paso a los tractocamiones que llegaron llenos de personas para intentar aligerar el trabajo de los bomberos y de algunos hombres, héroes anónimos que se sumaron para evitar que el incendio siga creciendo.
A las dos de la tarde, parece haber un respiro. Las ráfagas de viento son cada vez más fuertes y alguien grita que ya la llevan de gane, que lo peor ha pasado. Arriba, en el cielo, la mancha se esparce por los cuatro puntos cardinales.
Ese fue el panorama que a siete horas de haber iniciado el incendio y hasta las 2:00 de la tarde se vivió en la recicladora Granjas de Santa Elena ubicada al surponiente de la ciudad, sin embargo, autoridades estatales informaron el control de la conflagración desde las 5:00 de la tarde.

asalgado@redaccion.diario.com.mx

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