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'¿Qué futuro les espera a esos pobres niños?'

Fernando Aguilar/
El Diario de Juárez

2018-04-15

Desde la tierra que ha sido su hogar durante décadas, Samir Balouch confiesa no tener planes inmediatos ni en el largo plazo de visitar a su familia, que vive a casi 12 mil kilómetros de distancia en distintas localidades de Siria.
Aunque han transcurrido al menos 35 años desde que conversó por última vez cara a cara con sus hermanos, el hombre de 60 años descarta casi en automático la posibilidad de encontrarse con ellos en virtud de que no existen las condiciones de seguridad para viajar a ese punto.
Nacionalizado mexicano, Balouch es un hombre sirio que desde la frontera entre México y Estados Unidos ve con preocupación cómo los estragos de los conflictos que estremecen a su país están condenando a miles de niños y niñas a la desgracia.
“¿Qué futuro les espera a esos pobres niños que no saben ni leer ni escribir?”, se pregunta. “Eso es lo que deja la guerra: puros destrozos. Ojalá que los gobernantes resuelvan esto de una forma más civilizada, sin guerra, sin armas. Todo tiene una solución”.
Balouch relata con tristeza cómo en Damasco y otras localidades sirias la gente carece de servicios que en otras latitudes del planeta son esenciales para tener una vida digna.
Muchas de las personas que habitan Siria deben aprender a vivir con cuatro horas de suministro de energía eléctrica y poca agua, lamenta.
Del mismo modo, pensar en la posibilidad de enviar recursos es una utopía, pues, señala, un permanente bloqueo en todos los sentidos mantiene aislado el territorio.
Por ese motivo, la única forma que tiene de comunicarse con su familia es a través de medios electrónicos como las redes sociales y las llamadas telefónicas.
Desde la perspectiva de Balouch, los constantes escenarios de guerra que ha venido experimentando ese país en los últimos años han hecho a algunas personas normalizar tales situaciones hasta el punto de que les parezcan cotidianas.

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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