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Reportan 42 muertes de bebés por cardiopatías

Fernando Aguilar/
El Diario de Juárez

2018-04-15

¿Qué cosa tan mala hice en esta vida para que mi bebé sufriera y falleciera?” La pregunta se mueve en la cabeza de Wendy desde el 9 de mayo, la fecha que recuerda con profundo dolor como el día en que la enfermedad del corazón que a su hija de 8 meses acechaba le arrancó la vida.
Ese martes, horas antes, Wendy y su pareja se acababan de casar en una iglesia. Estaban felices, se acuerda la mujer. La semana entrante bautizarían a la niña, pero la muerte se adelantó a los planes.
“La llevé a hacerle estudios, muchos estudios”, lamenta. “Gasté dinero que no tenía y me dijeron que todo estaba bien, que yo exageraba. Mi bebé creció aparentemente bien, pero a mí algo no me parecía bien. Ella sudaba mucho al mamar y cuando lloraba, su boquita se ponía morada”.
La que atestiguó esta mujer en el hospital es una de las 42 muertes de bebés menores de un año que cardiopatías congénitas produjeron en Ciudad Juárez el año pasado, según el Subsistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones (SEED).
De acuerdo con esta base de datos, 42 menores fallecieron en Juárez como producto de malformaciones de nacimiento que afectan a las cámaras cardiacas y sus conexiones, los tabiques cardiacos, las válvulas pulmonar y tricúspide, las válvulas aórtica y mitral y las grandes arterias.
Wendy es uno de los rostros de la lucha que decenas de madres y padres sostienen para que sus hijos, algunos de ellos derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), no tengan que trasladarse a la ciudad de Torreón para recibir atención especializada.
En los últimos días, estos hombres y mujeres han exigido al IMSS que tenga en Ciudad Juárez a un especialista en cardiología pediátrica, como, afirman, otras instituciones de salud los tienen.
En el estado son 96 bebés los que fallecieron el año pasado como consecuencia de estas enfermedades, pero 121 personas en total de entre algunos meses y 85 años, documenta el SEED.
Ivett es otra madre que colabora en la causa, motivada del mismo modo por el deceso de su pequeña Jimena el 15 de enero de 2017.
Ella explica que la niña nació con una cardiopatía congénita que se llama conexión anómala de las venas pulmonares más una dextrocardia, situación en la que el órgano se halla orientado hacia la mitad derecha del tórax por causas genéticas en lugar de estar en la parte media.
Por esta razón, luego de múltiples estudios, la menor fue sometida a una operación de la que en apariencia salió sin ninguna complicación cinco días antes de la fecha de su muerte.  
El día en que eso ocurrió, desesperada, Ivett la había tomado de la mano y le había dicho que la amaba, que estaba muy orgullosa de ella y que era una guerrera.
Le pidió que ‘le echara ganas’ para abandonar pronto el hospital y le apretó con fuerza los dedos, recuerda la madre.
Pero las malas noticias no tardaron en llegar: la pequeña sufría una hemorragia pulmonar que según la mujer era imposible de contener, lo que hacía que la sangre de la menor brotara sin cesar.
“Me dijeron: ‘No se suelte de la mano de Dios, señora. Prepárese para lo peor’. Yo estaba sola allá en Torreón. No podía creerlo. Mi esposo se había regresado con mis otros dos hijos. A las 11:44 de la noche del domingo 15 de enero, mi princesa había partido”, recuerda Ivett.

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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