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Malos hábitos elevan mortandad de juarenses

Fernando Aguilar/
El Diario de Juárez

2018-04-06

Pese a la disponibilidad de programas públicos de salud e iniciativas de la sociedad civil, la hipertensión, la obesidad y la diabetes matan a más personas hoy que hace una década.
Un análisis hecho por El Diario con información de fuentes oficiales sobrepoblación y vigilancia epidemiológica indica que entre 2004 y 2013 la cantidad de habitantes de Chihuahua registró una variación del 17.5 por ciento.
En contraste, las defunciones causadas por la hipertensión, obesidad y diabetes crecieron 78.3, 122.2 y 799.6 por ciento respectivamente, como puede advertirse a partir de una comparación de datos provenientes del Subsistema Epidemiológico y Estadístico de las Defunciones (SEED).
Médicos señalan que las cifras se dispararon como consecuencia de al menos dos factores: por un lado, generalizados estilos de vida nocivos que prescinden de la actividad física y omiten hábitos alimenticios saludables y, por otro, la tibieza de los esfuerzos de prevención desde la infancia.
En el marco del Día Mundial de la Salud, celebrado hoy, los números muestran que la sociedad chihuahuense es actualmente mucho más enferma que en el pasado, sostiene Francisco Ramírez Montañez, secretario ejecutivo del Comité Municipal de Salud de Ciudad Juárez.
“Hemos dedicado la mayor parte de los esfuerzos a tratar de resolver las consecuencias, pero mientras no pongamos atención a la prevención en la infancia, llegará el momento en que no podamos atender a nadie porque el aumento ha sido no lineal, sino exponencial”, indica el médico.
El Consejo Nacional de Población (Conapo) estima que en 2004, Chihuahua era el hogar de 3 millones 218 mil 865 personas, cifra que se elevó a 3 millones 782 mil 281 en 2017 según las proyecciones de la dependencia federal.
De acuerdo con el SEED, en 2004 la hipertensión condujo a la muerte a 92 personas en el estado, pero, tras 13 años, en 2017 el número creció hasta 164.
De forma similar, la obesidad fue responsable de 36 decesos en 2004, pero de 80 el año pasado.
El caso más dramático corresponde a la diabetes, que en 13 años logró extender su presencia de tal modo que en el año inicial de esta comparación produjo 284 muertes frente a las 2 mil 555 que causó en 2017.
Para Víctor Manuel Talamantes Vázquez, subdirector médico de la Secretaría de Salud en la Zona Norte, aunque los gobiernos han hecho lo que pueden para tratar de contrarrestar estos padecimientos, problemas cuya solución está fuera de las manos oficiales los perpetúan.
Como responsables de las epidemias crónico-degenerativas el médico señala al estrés, las prácticas alimenticias inadecuadas y desbalanceadas y el sedentarismo.
Pero está convencido de que hay otra que tiene un gran peso: la falta de interés de numerosas personas por la prevención y el bienestar propio.
Desde el punto de vista de Talamantes Vázquez, la ausencia de sentido de autocuidado y la deficiente continuidad de los tratamientos médicos una vez iniciados son también causantes del crecimiento de los números.
“Lamentablemente, no tenemos la cultura de la salud en México”, señala. “Vamos a la atención médica cuando tenemos un malestar que nos aqueja. No lo hacemos de manera preventiva. El diagnóstico se hace cuando el problema tiene tiempo, por lo que lo único que podemos hacer es controlar el problema”.
Estadísticas del Subsistema de Prestación de Servicios (SIS) y del Sistema Nacional de Información Básica en Materia de Salud (Sinba) documentan que el año pasado 19 mil 567 personas fueron diagnosticadas con hipertensión, obesidad o diabetes en el Sistema Estatal de Salud.
Las cifras se desglosan de la siguiente manera: 5 mil 703 diagnósticos de diabetes, 3 mil 217 de hipertensión y 10 mil 647 de obesidad.
Juana María está enferma de diabetes desde hace seis años. Como víctima concomitante de la obesidad, ella sabe lo duro que es tener que reglamentar hasta la más pequeña comida.
La mujer de 56 años cree que llevar un estricto control de su dieta es desgastante, pero admite que los efectos psicológicos de estas enfermedades son mucho más extenuantes.
“Es horrible saber que sólo se puede controlar mas no curar esta enfermedad que está en mi sangre”, dice Juana María, madre de dos hijos de 34 y 31 años. “Llena de frustración saber que la pude haber prevenido”.

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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