Local

Acusan a conductor de atropello intencional

Blanca Carmona/
El Diario

2018-04-03

Con la barba de dos días, desaliñado y visiblemente triste, Víctor Adrián Ramos Esquivel fue conducido a la Décima Sala de los juzgados para escuchar la investigación que se instruye en su contra como sospechoso de haber lesionado a cuatro personas al arrollarlas cuando intentaban cruzar la avenida Manuel Gómez Morín.
Su madre se arrancaba el esmalte de las uñas a mordidas y los padres de las víctimas se mostraban ansiosos de que iniciara la diligencia. Todos, incluidos el grupo de reporteros que asistió, se preguntaban qué medida cautelar le sería impuesta a Ramos, pues daban por hecho que se trataba de un delito imprudencial, pero el Ministerio Público lo clasificó como doloso.
“Se ha complicado, de hecho en la madrugada mi hermano entró en coma. Tuvo un derrame interno en el estómago, le hicieron una operación en la madrugada. Ahora sí que está en un hilo. Se suponía que él era el menos grave y mire tiene fractura de cráneo, las piernas quebradas”, expresó Isaura Pérez, hermana de uno de los heridos.
Después de que un secretario le tomó los datos personales a Ramos, la Policía Procesal permitió la entrada de los familiares y reporteros al recinto judicial y Apolinar Juárez Castro, juez de Control, dio un golpe con el mallete para indicar que iniciaba la diligencia. 
Pero el sonido fue tan débil que nadie en la sala separó la vista del detenido. Fue el agente del MP quien “jaló” la atención de los presentes al comenzar a narrar que a las 01:50 horas del domingo pasado el oficial de la Dirección General de Tránsito Municipal (DGTM), David Samuel García Amezquita, presenció el accidente vial ocurrido en Manuel Gómez Morín y calle De la Arboleda.
El policía vial estaba apostado en su zona de patrullaje y al ver el múltiple atropello, así como el auto posiblemente involucrado, un Hyundai Genesis con permiso del estado de Texas, se dio a la tarea de perseguirlo. Le dio alcance en Tecnológico y Rosa María Fuentes.
Ese día un testigo del incidente vial, Víctor Alonso Cruz Oliva, le dijo al oficial García que él vio a un grupo de personas cruzando y se detuvo, pero el conductor de un auto blanco lo rebasó y golpeó a los peatones. Él vio que éstos “salieron volando” al parecer 20 metros sobre la vía y que el otro guiador siguió circulando, no se detuvo. Tomó rumbo a la avenida Tecnológico.
Para ese momento de la narración, por parte del fiscal, los familiares de las víctimas sentados en la primera hilera de área del público tras haber nombrado a un abogado particular como su asesor jurídico, veían al piso y el acusado tampoco levantaba la vista. El ambiente era de angustia y el defensor público penal que representó al acusado dijo que no tenía ningún argumento a favor de su representado.
El juez declaró legal la detención y avanzó a la formulación de cargos, tras pedirle a Víctor Adrián que pusiera atención, pues de esos hechos será de los que tendrá que defenderse a lo largo de todo el proceso, remarcó. Lo expuesto con anterioridad sólo fue para revisar si fue legal o no la detención.
Al formular cargos, el representante social dio a conocer que las causas del accidente fueron que Ramos omitió reducir la velocidad a la que guiaba a “pesar de la multitud de personas” que estaban cruzando la avenida y manejar en primer estado de ebriedad de acuerdo al examen médico número 38333.
Además aseguró que Ramos huyó del lugar sin brindar auxilio a las víctimas y clasificó los hechos como dolosos, es decir, dijo que tuvo la voluntad deliberada de causarle daños a los heridos, tres de ellos estudiantes y otro chef, a sabiendas que su comportamiento era ilegal.
La clasificación jurídica causó asombro al defensor de Ramos. El profesionista preguntó si había escuchado bien y el juez le contestó que “sí, no se habla de imprudencia”.
El fiscal también dio a conocer que el estado de salud de las cuatro víctimas es grave, todos presentan lesiones clasificadas como aquellas que sei ponen en peligro la vida, tardan más de dos meses en sanar y sí pueden dejar consecuencias médico-legales.
A los afectados se les identificó sólo con las iniciales de sus nombres. B.A.M., sufrió un golpe contuso en la región nasal y en el pómulo derecho con inflamación de tejidos; equimosis en ojo derecho que compromete el párpado inferior y superior; fractura de húmero izquierdo, de rótula derecha y de pelvis del lado derecho; lesión dermoabrasiva en mano derecha y quemaduras de fricción en esa extremidad.
La víctima B.O.A., se encuentra entubada con asistencia ventilatoria pues sufrió un traumatismo craneoencefálico así como policontusiones, un esguince cervical, fractura pélvica y exposición de tobillo derecho con fractura y luxación, entre otras lesiones.
El hermano de Isaura, R.G.R.P., presenta fractura de tibia, lesiones en el estómago y una herida en pelvis con exposición ósea y su neurológico no fue posible valorarlo. En tanto que I.A.M., se encuentra entubado, presenta una herida quirúrgica en región temporal izquierda, equimosis en las regiones oculares, inflamación y fractura multifragmentada de los huesos de la nariz, hematoma en el cráneo y hemorragia aranoidea en el hemisferio izquierdo del cráneo.
El debate en esa audiencia se centró en la medida cautelar. El MP y el asesor jurídico pidieron la prisión preventiva al argumentar que Ramos Esquivel es residente estadounidense y por tanto no tiene arraigo en Ciudad Juárez, porque podría alcanzar hasta 14 años seis meses de cárcel y el monto de la reparación que tendría que pagar de ser encontrado culpable en otra etapa del proceso y debido a que al momento del accidente vial no prestó auxilio a las víctimas.
El defensor dijo que su representado sí tiene arraigo en Ciudad Juárez, pues aquí viven sus padres y tiene un empleo, expuso que las víctimas venían de un antro y hay indicios de que también estaban ebrios y hasta el momento no se ha calculado el monto de la reparación del daño porque no se ha elaborado una pericial.
Al final, el juez le dio la razón al MP e impuso un año de prisión preventiva. Al escucharlo, el acusado sólo recargó su espalda en el respaldo y pasó sus manos por el rostro. En todo momento decidió ejercer el derecho a guardar silencio. Y así, en silencio, fue retirado por un policía procesal, a quien la madre le imploró que le permitiera acercarse.
A través de la reja que conduce al túnel, camino al Cereso 3 de Ciudad Juárez, madre e hijo se dieron un beso e intercambiaron unas palabras. La mamá salió llorando. Afuera de la sala los familiares de las víctimas se retiraban a paso lento.

bcarmona@redaccion.diario.com.mx

X