Blanca Carmona/Araly Castañón/
El Diario
La tarde del 16 de octubre del 2013, María Cristina se cansó de esperar a que llegara su novio y decidió regresar a casa sola, caminando luego de terminar clases en la Universidad Tecnológica.
Transitaba por la avenida De las Torres, al extremo sur de la ciudad, por un extenso llano. De pronto sintió que alguien la tomó del brazo y la forzó a encaminarse a un lote baldío, donde la atacó sexualmente.
Este caso, y por lo menos otros 42 documentados por las autoridades, pusieron en evidencia un factor que favorece este tipo de ataques y que aprovecharon al menos cuatro depredadores sexuales: la dispersión urbana.
Este tipo de escenarios, dicen especialistas, exponen que a mayor dispersión urbana, es más grande la posibilidad de que se cometan delitos.
María Cristina, nombre ficticio de la víctima de 19 años, es un ejemplo de lo que ocurre bajo esa circunstancia.
Recuerda que en contra de su voluntad fue llevada por su agresor hasta un terreno ubicado en la intersección de Las Torres y bulevar Independencia, en donde fue humillada y sometida sexualmente.
El agresor, quien meses después fue identificado como Óscar Alberto Quiroz Domínguez, le quitó su calzón y le dijo que se lo iba a llevar de recuerdo.
La víctima intentó gritar, pero él le tapó la boca y le dijo que la mataría si no se callaba.
“Me agarró del brazo izquierdo y me dijo: ‘vente vamos para allá’. Yo le pregunté si quería dinero pero él me llevó caminando al baldío y me ordenó que lo agarrara de la mano para que la gente no se preocupara”, declaró la víctima ante el Ministerio Público.
Quiroz Domínguez, apodado “El Pelón”, es uno de los cuatro presuntos violadores seriales que la Fiscalía de Género identificó. Además, estableció que operaban en zonas despobladas del municipio de Juárez.
Los cuatro atacaron, en diferentes lapsos de 2009 a 2016, a por lo menos 43 mujeres en terrenos desolados cercanos a Ciudad Universitaria, también en lotes solos y tapias en diferentes rumbos de la urbe.
Los delincuentes aprovecharon que no había nadie alrededor, la falta de vigilantes y abusaron de las mujeres.
La dispersión urbana tiene sus costos, y entre muchos de ellos, esas mujeres que fueron violadas en parajes desiertos.
Todos los presuntos violadores seriales están detenidos, y algunos sentenciados.
Los ataques
Esos grandes espacios vacíos, en medio de la ciudad, fueron aprovechados durante tres años por el presunto violador Óscar Quiroz, quien violó a por lo menos 10 mujeres.
La mayoría de sus víctimas eran estudiantes, él cometió esos delitos entre octubre del 2013 y el 9 de marzo del 2016, cuando fue detenido.
Quiroz las atacó a todas en terrenos baldíos y zonas despobladas, a la mayoría de ellas las captó en un predio en desuso ubicado cerca de la calle Miguel de la Madrid rumbo a Ciudad Universitaria y las amenazó con meterles un balazo si no caminaban hacia donde él les ordenaba.
A otras las subió en contra de su voluntad a un automóvil Honda para llevarlas a otros espacios abiertos en algunos casos no identificados.
Otro presunto violador serial es Jesús Manuel Márquez Velázquez, quien también abordaba a sus víctimas en la vía pública para llevarlas a lunares existentes en medio de la mancha urbana así como a terrenos baldíos.
Ya estando en esos lugares alejados de la vista de los ciudadanos, las despojaba de sus pertenencias, las obligaba a que lo besaran y cuando ellas lo hacían las golpeaba hasta quitarles la voluntad de defenderse.
Márquez enfrenta varios procesos penales acusado de haber cometido 10 ataques sexuales en predios despoblados, ubicados también al suroriente de la ciudad, hacia donde se han construido fraccionamientos, algunos quedando en medio de la nada, a muchos kilómetros del Centro de la ciudad.
Los puntos donde violó a sus víctimas son: un predio adyacente a la calle Refugio de la Libertad; la intersección de avenida De Las Torres y bulevar Libramiento; cerca al cruce de Mesa Central y bulevar Talamás Camandari; a un lado de la maquiladora Flextronix, por las calles Acacias y bulevar Independencia.
También en Prolongación de Las Torres y bulevar Independencia; en avenida Independencia de la colonia Parajes del Sur; en Refugio de la Libertad y Tierra de Fuego de la colonia Parajes del Sur y en el fraccionamiento Villa Bonita.
Márquez cometió los delitos en enero y febrero del 2009 así como en enero, febrero y marzo del 2014.
Otra persona identificada por investigadores de la Fiscalía de Género como agresor sexual serial es Roberto Jonathan Barrera Hernández, apodado “El Jona” actualmente de 35 años, a quien se le integraron 14 carpetas de investigación y ha recibido varias sentencias condenatorias y en total suma 61 años de prisión.
Barrera siempre atacaba en las primeras horas del amanecer, entre las 4 y las 6 de la mañana, principalmente a obreras de la industria maquiladora que caminaban solas con rumbo a las fábricas y a quienes amagaba con un arma de fuego para llevarlas a tapias que con anterioridad identificaba.
Al estar en las fincas abandonadas, “El Jona” desnudaba a las víctimas, les ataba las manos y les cubría los ojos con las propias prendas de vestir de ellas para inmovilizarlas mientras las violaba.
Barrera también les robaba su dinero, el celular y las tarjetas bancarias que portaran y se retiraba.
Roberto Jonathan Barrera Hernández –quien también se hace llamar Roberto Manuel Salazar Hernández- utilizó casas en ruinas ubicas en las calles Manuel Acuña de la colonia Lázaro Cárdenas; calle Artículo 27 y viaducto Díaz Ordaz en la colonia Emiliano Zapata; calle Iguala en la Galeana; Joaquín Terrazas en Del Carmen; Melchor Ocampo en la Obrera y en calle 17 Norte y Privada Francisco Portillo en La Presa.
Así como en la calle Peral de la colonia Industrial; Montes Himalaya y Segunda de Querétaro en Lomas de San José; Refugio Flores y Mártires del Río Blanco en Héroes de la Revolución; Yepómera en Praderas de la Sierra; en Sierra de las Cruces y Montes Apeninos en La Cuesta; Zacatecas y Campeche en Colinas de Juárez; Cuarta en Granjas de Chapultepec y Arnoldo Cazo López en Héroes de la Revolución.
Gustavo Guevara Pérez es otro violador serial identificado por la Fiscalía de Género a quien se le han iniciado diez causas penales
Guevara, quien también se hace llamar César Robles Hernández o Juan Ramón Aguirre Guevara, a sus víctimas les mostraba un arma de fuego para decirles que venía de matar a una persona y que tenían que caminar junto a él sin gritar y sin llamar la atención.
Luego las dirigía a terrenos en desuso donde las obligaba a practicarle el sexo oral y después les robaba.
Él ya fue sentenciado en cuatro causas penales.
Teoría de las oportunidades
En todos los casos se comprueba la “Teoría de las Oportunidades”, y en una ciudad tan dispersa como Juárez, los delincuentes tienen bastante facilidad de cometer ese tipo de delitos.
El criminólogo Adán Herrera, estableció que para que se cometan trasgresiones como las violaciones sexuales, el delincuente aprovecha que hay una víctima propicia y a la vez la ausencia de un vigilante, lo que encuadra en la Teoría de las Oportunidades.
El vigilante, explicó, no necesariamente tiene que ser un policía, puede ser un ama de casa, un vecino, un portero o un compañero de trabajo, cualquiera de ellos con su simple presencia podría servir como vigilante.
“Lo que esta teoría nos indica es que todo aquel lugar que esté fuera del alcance de resguardo de seguridad, implica mayor riesgo para que una persona pueda ser víctima de este tipo de delitos”, expuso.
Además, con el abuso de mujeres en las zonas aledañas a Ciudad Universitaria, y en lotes baldíos al sur oriente de la ciudad se comprueban los resultados del estudio “Quién Manda Aquí”, a mayor dispersión, mayor inseguridad (por la menor densidad de “ojos en las calles”).
La consecuencia más grave de la ubicación geográfica de la Ciudad del Conocimiento es su contribución a uno de los mayores problemas de Ciudad Juárez: la dispersión y el desorden espacial de la ciudad, se establece en el estudio del IMCO.
El criminólogo asegura que la mejor estrategia que se puede encontrar para evitar o reducir estos riesgos es la intervención policial preventiva a través de la identificación de sectores que presenten mayor índice delictivo en delitos sexuales.
Herrera dijo que se debe enfocar mayor patrullaje en esos lugares, así como alumbrado público, video vigilancia e inclusive botones de pánico que estén directamente enlazados a los sistemas de emergencia.
“Lo cual evitaría que lugares solitarios e inseguros se conviertan como se menciona en la Teoría de las Oportunidades, como lugar perfecto que encuentra el delincuente predispuesto para cometer una violación en contra de una víctima propicia”, mencionó.
Blanco fácil
Caminar a solas por:
• Baldíos
• Despoblado
• Parajes desiertos
• Muy temprano
• De noche
• Cerca de tapias
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