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Cuatro de cada diez casas abandonadas en Riberas

Javier Olmos/
El Diario de Juárez

2018-02-24

Entre la casa en la que vivía el niño James Camacho y el campo algodonero en el que fue encontrado muerto el pasado 20 de febrero, hay 1.7 kilómetros de cuadras con casas abandonadas, terrenos baldíos e incluso dos arroyos.
Las autoridades presumen que el niño llegó por sí mismo y murió en ese lugar, pues no se le encontraron huellas de violencia y la necropsia de ley practicada a su cuerpo arrojó que murió por hipotermia.
En la colonia Riberas del Bravo, donde se perdió el menor y se activaron múltiples rastreos para localizarlo aún con vida, pocas calles cuentan con alumbrado público y la vigilancia es muy poca, dicen entrevistados.
“Aquí se descompone el alumbrado y lo vienen a arreglar y luego a unos días de nuevo ya está todo oscuro, y eso es un peligro para todos los que vivimos por aquí”, dice Guadalupe Beltrán, habitante de la calle Riveras de los Laureles, ubicada cerca del punto donde recogieron a James sin vida.

‘Olvidados’ por todos los gobiernos

Después de que el hijo de Estela Hernández sufrió tres balazos que lo dejaron parapléjico durante un asalto, se vio obligada a invadir una casa abandonada en Riberas del Bravo, ante la falta de tiempo para trabajar pues se dedicaba sólo a cuidarlo.
“Yo estoy metida en una tapia, ¿Por qué?, porque tengo necesidad y está más cuidada así, que la esté ocupando, a que esté en peligro”, dice la mujer de 43 años.
En esa vivienda ubicada en la calle Rivera de las Barrancas, Estela vive en una situación muy precaria, con los huecos de las ventanas tapados con tablas grandes, sin los servicios legales de agua, gas y energía eléctrica.
De acuerdo con el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en las ocho etapas de Riberas del Bravo habitan 29 mil 233 personas.
Los datos indican que de las 12 mil 500 casas que se encuentran a lo largo de ese sector, sólo 8 mil 27 se encuentran habitadas, un 64 por ciento aproximadamente.
Cifras del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) refieren que en 2016, se autorizaron créditos para 9 mil 152 viviendas en esta ciudad, mientras se contabilizaron 6 mil 175 casas desocupadas.
La relación es de 67 viviendas desocupadas por cada 100 autorizadas.
Para Estela, originaria de Torreón, Coahuila, la necesidad la orilló a vivir en las condiciones en las que se encuentra.
“Por eso digo que está mejor que se meta la gente a que esté así, miré, a que se metan vagos, vea cómo pintan. Yo no tengo dinero, mi hijo está en una cama postrado, nosotros no podemos pagar una renta, no podemos nada”, se lamenta.
César Fuentes, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), recordó que entre 2015 y 2012 Juárez registró una sobreproducción de vivienda, “se hizo más vivienda que la que se necesitaba, sobretodo en sectores de bajos ingresos”. Sin embargo, tras la violencia, mucha gente que habitaba en esas zonas decidió regresar a sus ciudades de origen en el sur del país o a Estados Unidos, lo que generó una sobreoferta de las casas.
“El que tenía dinero en esa época pudo comprar una casa muy buena a un muy bajo costo porque la gente en ese tiempo estuvo rematándolas”, comentó.
En un recorrido hecho ayer por esa zona, que se encuentra a unos metros del terreno donde el martes pasado se localizó al niño James Camacho muerto, una familia entre la que se encontraban tres menores, veían habitaciones abandonadas en busca de habitar una.
Vecinos de la etapa tres de Riberas del Bravo comentan que el sector es muy peligroso debido a la problemática que representan las viviendas abandonadas. En la calle Rivera de los Laureles, 10 de las 30 casas se encuentran abandonadas, grafiteadas y convertidas en tapias.
“Se han metido a robar aquí, hemos sido víctimas de robo. Hay vigilancia policiaca, pero cuando son los hechos no aparecen”, dice Flor, quien vive en esa cuadra.
Coincide con otros vecinos en que el problema de las casas abandonadas representa un peligro también para los niños.
Al hijo de Estela lo asaltaron en la misma colonia pero en la etapa 7. Le dieron tres balazos: uno en la columna, otro en el pulmón y uno más en una pierna, dejándolo para siempre en una cama, dice su madre.

jolmos@redaccion.diario.com.mx

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