Karen Cano/
El Diario de Juárez
Hace 14 años que Efraín Llanas tenía a su esposa embarazada. Debido a complicaciones de salud de ella, decidió prometer a la Virgen que si todo salía bien, la niña se llamaría Guadalupe.
Ayer, él y Fátima Guadalupe fueron a dar las gracias a la Virgen, durante la tradicional Misa de las Rosas.
“A mí se me hace muy bonita la tradición. Yo le he pedido cosas, por mi familia y para sacar buenas calificaciones y ella siempre me ha escuchado”, relató la niña.
Efraín relató que desde que su hija era pequeña, la lleva cada año a dar las gracias a la Virgen.
“Es la celebración por la Virgen, estamos a gusto con ella porque nos cumple nuestros deseos y anhelos y nos da calma en el corazón. Le diría a la gente que se acerque para acá y sientan el calor de la iglesia”, dijo el padre de familia de 38 años.
Ayer, la Catedral lució abarrotada por miles de creyentes que fueron a venerar a la llamada Patrona de México, Morena del Tepeyac o simplemente Guadalupana.
Los alrededores del templo se inundaron del aroma a flores, la comida y el incienso de los danzantes, que bailaron durante horas como una forma de rendir honores a la Virgen que celebró ayer su día.
El programa de misas fue de 16 horas continúas e inició desde las 5 de la mañana, en continuidad a la celebración de la víspera y días anteriores.
El templo abrió sus puertas de las 10 de la mañana del lunes 11 de diciembre, y no las cerró hasta ayer después de las 9 de la noche.
La misa que especial de ayer fue oficiada por el obispo, y se conoce como la Misa de las Rosas, o Misa de las Flores, debido a que simbólicamente la virgen bendice a través del sacerdote rosas rojas que luego la gente lleva a su casa como un regalo.
Mientras cientos se conglomeraban en la entrada para poder ingresar al templo, al pie de Catedral un grupo de danzantes aztecas tenían embelesados a decenas de transeúntes que se detuvieron a verlos bailar y hacer rituales con sahumerio.
“Es algo muy bonito que nos unamos como católicos y convivamos con nuestra fe”, dijo Alejandra, una de las feligreses que ayer acudió a la ceremonia. (Karen Cano)
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