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Juárez, a 358 años de 'vida'

Juan de Dios Olivas/
El Diario de Juárez

2017-12-07

En un humilde templo de barro y enramada, hace 358 años Fray García de San Francisco decretó en una breve ceremonia la fundación de la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte.
Sin saberlo, y con la oposición del gobierno de Nuevo México que una y otra vez lo boicoteó, aquel religioso español, acompañado de indígenas de las tribus sumas y mansos, colocó los cimientos y el corazón de la comunidad que a la posteridad se convertiría en la actual Ciudad Juárez.
Y en todo ese lapso de más de tres siglos y medio, las mismas condiciones adversas que el franciscano encontró para su obra en el llamado Paso del Norte, parecen repetirse en ciclos de distinta magnitud, pero también son superadas con el mismo ánimo que el fundador impregnó a su objetivo.
El lugar elegido para fundar la Misión se encontraba a corta distancia del Río Bravo, del punto al que el conquistador Juan de Oñate, 61 años antes, bautizó como Paso del Norte.
Era el punto del Camino Real donde habitualmente las caravanas de viajeros cruzaban el Río Bravo para internarse al actual territorio de Nuevo México del que se formaba parte y donde el templo que se terminó de edificar en 1668, sigue de pie.
Al igual que el templo de la Misión, al paso del tiempo perduran de pie edificios y se conservan escenarios históricos así como miles de fotografías tomadas en los últimos 140 años como testigos de todo ese transitar de Paso del Norte hacia el presente.

De misión a ciudad
Desde su fundación en 1659, la Misión tuvo además del objetivo de evangelizar, ser refugio de caravanas de viajeros que se protegían de los indios bárbaros.
En ese contexto tras la rebelión de los indios Pueblo y de los apaches en Nuevo México en contra del dominio español, lo sería también de las autoridades de la provincia en 1680 que instalarían aquí cinco años después el primer Presidio ordenado por la Corona española con el nombre oficial de Nuestra Señora del Pilar y de San José, cuyos muros sobreviven y forman parte de la antigua Presidencia Municipal, hoy Centro Municipal de las Artes (CMA).
El Paso del Norte sería disputado años después de su fundación por las Provincias de Nueva Vizcaya y Nuevo México como un territorio que les pertenecía. Sin embargo, su suerte quedaría definida hasta que se consumó la independencia de México.
Durante la lucha emprendida por Miguel Hidalgo y Costilla, el Paso fue únicamente testigo; al culminar ese proceso, sus habitantes aceptaron el nuevo orden sin mayores preámbulos y el 8 de septiembre de 1821 el Ayuntamiento proclamó su adhesión al plan de Iguala y en enero de 1822 festejó la independencia del país.
En julio de 1823 un decreto del Congreso dividió Nueva Vizcaya en dos provincias: Durango y Chihuahua, quedando el territorio de ésta última comprendido desde el río del Norte hasta el río Florido.
La división no fue aceptada y nuevamente por decreto al año siguiente se formaron los estados de Nuevo México, Durango y Chihuahua. En el decreto, El Paso del Norte quedó incluido en el estado de Chihuahua.

En medio del conflicto
En las primeras décadas del México independiente, se registró un auge económico basado en la agricultura y el comercio; pero también registró las consecuencias de los gobiernos centralistas que redundaron en la pérdida de poco más de la mitad del territorio mexicano.
Tras la anexión de Texas a Estados Unidos, El Paso del Norte quedó en medio del conflicto que se registró con México tras declararse la guerra en 1847, lo que dejó aquí una huella que persiste, al quedar dividido el territorio.
Los estadounidenses invadieron México por varios frentes. Uno de ellos era el oeste, donde el coronel Stephen Kearny avanzó desde Fort Leavenworth y ocupó Nuevo México y California sin encontrar resistencia, lo que no ocurrió con los habitantes de Paso del Norte que se sumaron a la defensa del territorio mexicano y dieron combate en la Batalla de Temascalito.
La firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo puso fin al conflicto y el 2 de febrero de 1848 se fijó como línea divisoria el río Bravo, perdiendo Paso del Norte parte de su territorio, ubicado al norte de esa afluente.
Casi dos décadas después, nuevamente la política nacional y la internacional volverían a tener un fuerte impacto aquí que es recordado hasta la fecha: En 1865 tras llevar su gobierno itinerante a varias ciudades de México para resistir a la invasión francesa, llega a El Paso del Norte, el presidente de México, Benito Juárez García.
Entre el 18 de diciembre de ese año y el 10 de junio de 1866, Juárez asentó su gobierno nacional aquí y no sólo la vida cotidiana de la villa y su región cambió, sino que se hizo patente la importancia estratégica de la ciudad para el Gobierno de la República.

Despunte económico
La importancia de Paso del Norte creció con la llegada del ferrocarril, que comunicó a esta frontera con el centro de México y se conectó con El Paso, Texas y de ahí al centro de Estados Unidos y a las ramificaciones que van de costa a costa de ese país.
Lo anterior trajo consigo un desarrollo económico que la catapultó a tal grado que el Congreso del Estado decretó el 30 de julio de 1888 elevarla a la categoría de ciudad y, en honor al benemérito de las Américas, nombrarla Ciudad Juárez a partir del 16 de septiembre de ese año.
El tren, el telégrafo, tranvías, hipódromos, electricidad, infraestructura hidráulica, hoteles, casinos y sobre todo el comercio, así como visitantes de todo el mundo, dieron un nuevo rostro a esta urbe.

Punto neurálgico
La importancia alcanzada por Ciudad Juárez sería tal, que al ser tomada en 1911 por las fuerzas revolucionarias comandadas por Francisco I. Madero, Joseph Garibaldi, Pascual Orozco y Francisco Villa, el Gobierno porfirista se derrumbó.
En las siguientes décadas, la antigua Paso del Norte entró a la modernidad sin estar exenta de convulsiones políticas, pero siempre hacia adelante.
Se registraría un auge en el turismo por la llamada Ley Seca en Estados Unidos que, tras prohibir el licor en su territorio, provocó que decenas de bares brotaran como hongos en esta frontera.

Algunos hechos destacados
El 1 de abril de 1938 el alcalde José Borunda, de 33 años, recibió del servicio exprés del ferrocarril un paquete bomba que le estalló al abrirlo y lo mató junto con el conserje.
En 1947, Carlos Villarreal le hizo construir el segundo piso al edificio de la Presidencia Municipal y le puso adornos de piedra volcánica que todavía se conservan.
Entre 1941 y 1946 se construye la Catedral por parte del padre Baudelio Pelayo para dar cabida a más feligreses y en 1957 se designa sede de la Diócesis de Ciudad Juárez, creada ese año con Manuel Talamás Camandari como primer obispo.
En la década de 1960 llegaría la industria maquiladora tal y como la conocemos.
Es también en ese tiempo que Estados Unidos devuelve a México el territorio de El Chamizal, en pleno escenario de la Guerra Fría.
En épocas recientes, la guerra al narco declarada por el Gobierno de Felipe Calderón tendría uno de sus peores escenarios en Ciudad Juárez, con secuelas sangrientas, sociales y en la economía en un ciclo que parece no terminar y pese al cual, la comunidad fundada por Fray García de San Francisco sigue sin parar su marcha hacia el devenir.

Fuentes: Felipe Talavera, historiador de Ciudad Juárez;  González de la Vara, Martín. Breve Historia de Ciudad Juárez y su región. Chávez B. Armando. Historia de Ciudad Juárez. Pax México, México, 1991. Sánches Reyes, Darío Óscar. El Legendario Paso del Norte orígenes. Congreso del Estado, Gobierno del Estado, Ayuntamiento de Juárez, México, 1994. Visión Histórica de la Frontera Norte de México. vol. IV, Universidad Autónoma de Baja California, Editorial Kino/El Mexicano, México, 2ª edición, 1994.

jolivas@redaccion.diario.com.mx

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