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Rompen con color el gris del concreto

Fernando Aguilar/
El Diario de Juárez

2017-11-11

En el corazón del Centro Histórico de la ciudad, junto a las vías del ferrocarril, un extenso muro se distingue del resto de las bardas que delimitan las viejas propiedades contiguas porque comienza a salir de la monotonía visual para llenarse de “vida”.
Dispuestos sobre un fondo que comparte equitativamente un negro y un gris que se encuentran entre sí en la mitad, trazos de aerosol de todos los tamaños aparecen ante los ojos de los paseantes formando una escena de antaño.
Inmortalizadas sobre estos bloques de concreto, una superficie retrata a las tortugas estilizadas que a finales del milenio pasado nacieron en los cómics y llenaron las pantallas del mundo, las Tortugas Ninja.
Detrás de la escena queda poco lugar para la improvisación: un boceto y la teoría del color le dieron origen como parte de un proceso creativo estructurado.
Como esta, decenas de composiciones de gráfica urbana comparten las paredes exteriores de Juárez dándole a la ciudad su propio rostro prácticamente en todos los sectores de la mancha urbana.
Al menos 293 trabajos hechos a base de pintura en spray por distintas manos coexisten en las principales vialidades de esta localidad fronteriza, documenta en su texto “Gráfica Urbana en Ciudad Juárez” el artista urbano José Frausto Mota Mata.
La existencia de estas expresiones en la vía pública, algunas de las cuales contienen profundos detalles que revelan el conocimiento que de las técnicas tienen sus autores, es una prueba de que este movimiento cobra más importancia en la ciudad.
“Está creciendo más”, considera Mota Mata. “Hay gente que está muy activa, muy constante desde hace algunos años. El nivel de complejidad y calidad de las obras cada vez va aumentando y se debe al interés de los artistas y a que es más fácil obtener pintura en aerosol. Disponemos de más herramientas que antes”.
Según el autor, maestro en Estudios y Procesos Creativos en Arte y Diseño, lejos de la individualidad que caracterizaba a los grafitis del pasado, hoy los trabajos están marcados no por la idea de tener presencia constante, sino de perdurar gracias a la creatividad.
Como la recopilación que pretende ser, “Gráfica Urbana en Ciudad Juárez”, de la coautoría de Judith Zamarripa Nungaray y Édgar Ignacio Lara Rangel, identifica en esta frontera la existencia de casi 50 espacios públicos que son o han sido el hogar de pinturas entre 2011 y el año en curso.
Avenidas como 16 de Septiembre, Francisco Villa, Vicente Guerrero, De la Raza, Valentín Fuentes, De Las Torres y Plutarco Elías Calles han sido lienzos que tomaron en su momento quienes deseaban que su nombre perdurara o que su mensaje fuera publicitado.
Propósitos como estos también han encontrado una vía de escape en fraccionamientos situados en el suroriente de la ciudad, como Finca Bonita, Parajes de San Isidro, Parajes del Sur, Villas de Alcalá, Riberas del Bravo y Los Portales.
En un ejercicio académico, Mota Mata, egresado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), teorizó estas pinturas que yacen en las calles y concluyó que, en esta urbe, el fenómeno ha experimentado profundos cambios. 
El artista sitúa los antecedentes de los grafitis en los años previos a la década de los noventa, cuando lo que llama el “movimiento cholo” y los elementos que este adoptó de culturas como la chicana se reflejaron en las pintas que los integrantes de determinados grupos solían hacer en las paredes con fines territoriales y de identidad.
Para el artista, estas expresiones tuvieron su etapa más individualista después de este período, cuando, en Ciudad Juárez, el movimiento “tagger” motivó la formación de decenas de “crews” que buscaban notoriedad.
La influencia del hip hop repercutió en la localidad a mediados de los 90s, lo que le dio fuerza al grafiti y dio origen a la tendencia de los creadores de pintar sus apodos o los nombres de sus pandillas en la vía pública, refiere.
Mota Mata sostiene que, en el principio del nuevo milenio, los primeros colectivos de arte urbano se formaron en Juárez.
Agrupaciones como “Rescatando la cultura muerta”, con sede en la colonia Puerto Anapra, y “Resizte”, originaria de Salvárcar, integraban en sus filas a estudiantes y egresados de las carreras de arte y diseño de las universidades locales.
En este punto, considera, lo que importaba más que el reconocimiento personal era hacer obras en colaboración, en tanto que buscaban conformar una identidad fronteriza con técnicas como esténcil y serigrafías.
Hay una última etapa en la historia del grafiti local, advierte el artista que ayer al mediodía transformaba la monotonía del concreto en el hogar de las tortugas mutantes animadas.
Se trata de la que estas expresiones viven hoy: la que él denomina “Nosotros” y que nació con la crisis de la violencia que golpeó a Ciudad Juárez entre 2008 y 2012.
Este periodo, indica, se caracteriza porque la mayoría de quienes toman los muros de las calles para plasmar ahí sus ideas se conocen entre sí localmente y encuentran en los proyectos colaborativos su principal forma de trabajo.
Ahora, explica mientras sus compañeros detallan la pintura de la barda, las cuadrillas de Servicios Públicos Municipales respetan estas obras y, cuando llevan a cabo su limpieza, evitan borrar el grafiti artístico.
El artista atribuye este cambio de paradigma a la labor que han hecho la academia y las organizaciones de la sociedad civil para promover el arte urbano.
“Hace unos cuatro años, era común que llegara la Policía y nos preguntara qué hacíamos y si teníamos permiso”, recuerda. “Ahora llegan, pero no nos dicen nada. No tienen el afán de revisarnos como si estuviéramos haciendo algo malo. Ha cambiado la perspectiva”.

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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