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Difuntos de historia

Karen Cano/
El Diario de Juárez

2017-10-22

En el panteón más viejo de Juárez descansan los restos de 30 ciudadanos que perdieron la vida entre 1882 y 1909.
Sin familiares al haber transcurrido más de un siglo desde su muerte, a los difuntos no les faltan las flores ni las visitas a sus tumbas.
Se trata del panteón de Misión de San José, que alberga los cuerpos de personajes ilustres como el párroco Ramón Ortiz, e Inocente Ochoa, juarista e impulsor de la economía en la ciudad.
“Algunas personas visitan este lugar por la historia que representan, y a veces les dejan flores, nosotros adornamos cada año con motivo del Día de Muertos”, relató Manuel Bañuelos Soledad, párroco de la Misión de San José.
Indicó que como parte de los proyectos de remozamiento que están contemplados para la capilla, también se tiene pensado el renovar las instalaciones del panteón.
Lo que se pretende es unir esfuerzos con representantes de la Iniciativa Privada, a fin de remozar el camposanto y acondicionarlo como un lugar histórico que los juarenses puedan visitar y apreciar.
“Hay un proyecto que consta de diversas etapas, entre las que se incluye el remozamiento de la Misión, posteriormente el área del panteón y posteriormente la construcción del Museo Sacro”, dijo.
Datos periodísticos indican que este recinto llegó a contar hasta con 175 tumbas, pero ahora sólo conserva unas 30. Algunas lápidas todavía son legibles, como son la del sepulcro del doctor Mariano Samaniego, quien junto a Ortiz y a Ochoa, jugó un papel importante en esta frontera en apoyo a las luchas contra las invasiones norteamericana y francesa.
La más antigua está a nombre de Concepción Samaniego Ochoa, quien fuera hermana de éste, y también esposa de Ochoa. Ella falleció, según la inscripción, a los 52 años en 1882.
De acuerdo con datos históricos el templo fue edificado por los frailes franciscanos en los años 1785 y 1786, aunque un siglo atrás, en 1682, en el lugar ya había sido fundada la Misión de San José del Paso del Río del Norte a un costado del Camino Real.
El sitio había quedado abandonado por los desbordamientos constantes de la Acequia Madre pero desde hace cuatro décadas fue rescatada junto con el cementerio por los frailes dominicos quienes desde 1975 dirigidos por el padre Justo Jiménez la restauraron. (Karen Cano)

kcano@redaccion.diario.com.mx

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