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El Chamizal, símbolo de buena vecindad

Juan de Dios Olivas/
El Diario de Juárez

2017-10-21

La mañana del 28 de octubre de 1967, arribaron a la frontera procedentes de Washington, los presidentes de México, Gustavo Díaz Ordaz y de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson.
Con sus comitivas en la que también se encontraba el gobernador de Texas, John Bowden Connally Jr., se dirigieron a los terrenos de El Chamizal.
Ahí celebrarían uno de los actos diplomáticos más importantes para México: la devolución física al país de 333 hectáreas de territorio mexicano que 100 años atrás quedaron en posesión de los Estados Unidos al cambiar por capricho de la naturaleza el cauce del Río Bravo.
“Hoy, como representante del pueblo mexicano, me toca el honor de cerrar más de un siglo de historia al restituirnos este pedazo de mi patria”, dijo en su discurso Díaz Ordaz ante su homólogo.
Ambos se encontraban en el monumento a El Chamizal construido para celebrar específicamente ese acto y conmemorar en lo sucesivo la amistad y buena vecindad entre las dos naciones donde también se reunieron cientos de habitantes fronterizos.
Con ello, cerraban una vieja herida abierta poco después de la invasión del ejército estadounidense a México y la firma en 1848 del Tratado de Guadalupe- Hidalgo, a través del que se perdió más de la mitad del territorio mexicano y se estableció como límite fronterizo el Río Bravo.
Precisamente la interpretación de ese acuerdo que todavía está vigente, provocó una disputa por espacio de un siglo en escenarios diplomáticos ya que al cambiar el cauce del río las tierras mexicanas quedaron al norte del cauce y en automático Estados Unidos las consideró de su propiedad.
Sin embargo, la solución al conflicto se aceleraría con otro escenario internacional, después de la llamada Guerra Fría que sostenía en ese momento Estados Unidos con la Unión Soviética y su temor a que México fuera a estrechar su relación con el comunismo como ocurrió Cuba y Fidel Castro.
El cauce que se encontraba a un costado del actual malecón David Herrera Jordán, en los llamados “hoyos”, fue regresado a su lecho actual donde se construyeron tres puentes internacionales, uno de los cuales, el Córdoba de las Américas, fue inaugurado aquel 28 de octubre de hace 50 años por los presidentes Díaz Ordaz y Johnson.

El río se mueve
Fue entre 1852 y 1864 se presentaron lluvias torrenciales en la región que provocaron inundaciones y que el cauce del Río Bravo se desplazara lenta y gradualmente al sur.
Como resultado, la zona de 243 hectáreas llamada El Chamizal por la proliferación de chamizo, quedó en la parte norte del río y de facto pasó a jurisdicción de los Estados Unidos.
El Tratado de Guadalupe-Hidalgo que pone fin a la guerra de Estados Unidos contra México, estipulaba que el límite fluvial entre las dos naciones sería siempre el que apareciera en los planos levantados por la comisión designada para trazar dichos límites sobre el terreno.
Sin embargo, existía incertidumbre acerca de si el límite internacional, en este caso, era arcifinio (demarcado por elementos naturales como ríos, costas, montañas, etc.) o matemático, definido por rumbo y distancia, azimut, paralelos de latitud, meridianos de longitud o en alguna otra forma de expresión gráfica o numérica.
Se alegaba que si el límite era arcifinio, este sería el Río Bravo cualquiera que fuera su posición, mientras que si fuera matemático, sería el expresado gráficamente en los planos, sin variación posible.
El terreno tenía en parte un uso agrícola y uno de los afectados, el juarense Pedro Ignacio García y Del Barrio, inició legalmente el juicio de reclamación al cual sus descendientes darían seguimiento por décadas, hasta su resolución, aunque sin obtener nunca la devolución de sus propiedades.
Tal vez México no hubiera reclamado nada a los Estados Unidos si el presidente Benito Juárez no hubiera llegado a El Paso del Norte en esos años durante la intervención francesa, refiere el historiador Martín González de la Vara en su libro dedicado a esta ciudad denominado “Breve Historia de Ciudad Juárez y su región”.
Benito Juárez decidió reclamar los terrenos por la vía diplomática y el secretario de Relaciones Exteriores, Sebastián Lerdo de Tejada ordenó al embajador de México en Estados Unidos iniciar las gestiones en Washington con ese fin.
El reclamo fue ignorado por el gobierno estadounidense, pero Lerdo de Tejada le daría continuidad cuando él mismo fue presidente de México.
La base del litigio que inició el gobierno mexicano, se sustentó en la afectación que sufrió Pedro Ignacio García y Del Barrio, cuya propiedad formaba parte del polígono de 243 hectáreas.
El caso se resolvería a favor de México en 1911 durante el gobierno de Francisco I. Madero, pero sería ignorado por el Gobierno estadounidense y olvidado por los mexicanos inmersos entonces en la Revolución.
Sin embargo, el escenario mundial cambió, el surgimiento de la Unión Soviética como potencia y su influencia comunista en América, particularmente en Cuba que protagonizó en 1962 la llamada “Crisis de los Misiles”, provocó condiciones favorables para los mexicanos.
En junio de 1962, al visitar México, el presidente John F, Kennedy, tras reunirse con su homólogo Adolfo López Mateos, reconoció que el incumplimiento del fallo para devolver El Chamizal afectaba el prestigio y el buen nombre de los Estados Unidos.
Ambos mandatarios acordaron que los dos gobiernos buscarían alguna solución definitiva, completa, práctica y mutuamente satisfactoria del problema, sin perjuicio de sus posiciones jurídicas y tomando en cuenta toda la historia del terreno. Para ello, pactaron instalar la llamada Convención del Chamizal que daría la propuesta final de rectificación de la línea fronteriza.
Kennedy sería asesinado un año después en plena campaña de reelección pero su sucesor Lyndon B. Johnson daría seguimiento a la Convención de El Chamizal que dio inicio el 29 de agosto del mismo año y el 18 de julio de 1963, López Mateos se dirigió a la nación para anunciar que el caso estaba resuelto.

Fiesta en Juárez
El 25 de septiembre de 1964, fue de fiesta para los juarenses. Ese día los mandatarios de ambas naciones se reunieron en el patio de la escuela Bowie, en El Paso, para firmar oficialmente el acuerdo de devolución de El Chamizal a México. La entrega física sería tres años después.
Cuentan las crónicas de la época que al llegarse la hora del encuentro, Jonhnson no llegaba y el nerviosismo estaba presente entre los funcionarios mexicanos, quizás con miedo a que los vecinos del norte se retractaran.
El retraso le fue señalado a López Mateos, quien respondió seguro: “Si hemos esperado cien años para que nos devuelvan El Chamizal, ¿por qué no esperar otro rato más?”.
Ese día, gritos de júbilo, vivas y banderas de México y Estados Unidos recibieron Adolfo López Mateos vestido de negro y a Lyndon B. Johnson con traje azul marino y sombrero tejano, en el patio de la escuela Bowie.
La breve ceremonia donde se firma la devolución fue transmitida en vivo por radio y televisión, mientras que corresponsales de todo el mundo tomaban nota y daban cuenta de la asistencia de más de 80 mil personas, entre mexicanos y estadounidenses que atestiguaron ese acto.
En el lugar se improvisó una tribuna y junto a ésta un mapa con el nuevo trazo de la frontera. También se instaló un obelisco metálico con las placas conmemorativas sobre las que se escribió Límite de la República Mexicana y Límite de los Estados Unidos en español e inglés, respectivamente.
Durante el acto, Johnson obsequió a López Mateos una medalla de oro con la bandera de ambas naciones, por un lado, y los nombres de ambos mandatarios, así como la fecha de la devolución, por el otro.
Casi tres años más tarde, el 28 de octubre de 1967, el presidente Lyndon B. Johnson se reunía con el presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, sucesor de López Mateos, para llevar a cabo la ceremonia de devolución física.
Ese día ambos mandatarios subieron hasta la joroba del nuevo puente internacional Córdoba de las Américas donde tras estrechar las manos, izaron las banderas de México y Estados Unidos y procedieron a cortar el listón inaugural del nuevo cruce internacional.
Ambos países dispusieron que el nuevo cauce llevara el nombre del presidente López Mateos, en reconocimiento a las gestiones realizadas por él para solucionar el problema de El Chamizal.
En el predio regresado a México se construyó el Parque Conmemorativo de El Chamizal, mientras que el terreno ocupado por el antiguo cauce del río se adjudicó al gobierno municipal de Ciudad Juárez, que construyó ahí un conjunto de instalaciones deportivas y culturales, incluyendo la Unidad Administrativa Benito Juárez, sede del Ayuntamiento.

(Fuentes: Martín González de la Vara, en Breve Historia de Ciudad Juárez M. Quezada Brandi, El Chamizal, solución completa http://docentes2.uacj.mx http://www.sre.gob.mx/cilanorte FOTOS Biblioteca LBJ; Historia Gráfica de la Revolución Mexicana; Mediateca INAH)

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