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‘Sobrevive’ escuela entre carencias y robos

Karen Cano/
El Diario de Juárez

2017-10-14

Aunque la pobreza y los robos asuelan a la Escuela Primaria Alicia Alamillo Meraz, ubicada al suroriente de la ciudad, ayer se reunieron padres de familia para darle un mejor aspecto pese a sus carencias, gracias a la donación de pintura.
Con más de 400 alumnos, desde hace 10 años inició labores en el fraccionamiento Valle de Allende y debido al deterioro de su mobiliario, los estudiantes este año tuvieron que iniciar el ciclo escolar sentados en botes.
“Pedimos bancas prestadas, nos hacen falta, tenemos las mismas con las que empezó la escuela y muchas ya están deterioradas”, dijo la directora, Leticia Estrada Medina.
Para hacer frente a este problema, dijo que solicitaron una donación a una organización civil que les entregará 50 bancas nuevas en los próximos días, pero aún les faltarán 60.
“Cuando lleguen, entregaré las que pedí prestadas”, dijo.
Además, ante la falta de una barda perimetral se encuentran vulnerables a la delincuencia, tan sólo en el ciclo escolar 2016-2017 sufrieron de cinco robos, en donde perdieron varias de las pertenencias que tenían.
“Finalmente con las cuotas de los padres de familia logramos pagar el material para hacer parte de la barda que necesitamos, pero no podremos rodear la escuela. Además, en el último robo nos quitaron todos los aires que teníamos”, dijo.
Este plantel educativo ayer fue visitado por el programa estatal Korima Comparte, el cual pudo apoyarlos con pintura para el remozamiento de los salones y patio de juegos. Sin embargo, las necesidades son muchas.
Frente a las carencias, dijo, fue destacable la participación de los padres, quienes acudieron casi en su totalidad a “poner la mano de obra” para la renovación de la fachada de los salones.
“La verdad es que no esperábamos esta respuesta”, dijo.
Andrea Ceniceros, encargada del Departamento de Asistencia Educativa y Proyectos Especiales, dijo que en este caso, a través del programa Gobierno del Estado les donó las brochas, pintura, y rodillos.
En total fueron nueve cubetas de pintura vinílica, suficiente para cubrir 18 salones.
“Todo lo que hacemos aquí es para nuestros hijos, para que estudien más a gusto, que tengan un salón muy bonito y una escuela bonita”, dijo Ana Rosa Aguilar, madre de familia de un alumno. (Karen Cano / El Diario)

kcano@redaccion.diario.com.mx

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