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Dan color a Samalayuca

Fernando Aguilar/
El Diario de Juárez

2017-10-14

Motivados por la idea de reinventar el entorno en el que habitan, los vecinos del pueblo de Samalayuca se levantaron temprano, salieron con las ropas más cómodas que encontraron y se reunieron en la plaza que le da la bienvenida a los visitantes que llegan por la carretera.
Sin muchos preámbulos, hacia las 9 de la mañana, los colonos ya sujetaban en las manos gruesos rodillos llenos de pintura.
Con pigmentos rosas, grises, verdes y amarillos, bloque a bloque todos ellos llenaban de color las fachadas de sus viviendas percudidas como consecuencia del transcurso del tiempo y la ausencia de mantenimiento.
“¡Nunca se habían pintado las casas gratis!”, dijo con emoción Berenice Guadalupe, que hacía dos años no retocaba la suya. “Hacía mucha falta pintar porque ya se estaba cayendo la pintura viejita”. 
La casa de esta mujer y otras 299 recibieron ayer una dosis de color como parte del programa “Pintemos Juárez”, una iniciativa gubernamental que busca hacer lo mismo con 30 mil inmuebles habitacionales del municipio.
Situado a más de 40 kilómetros del centro histórico de Ciudad Juárez, Samalayuca es un poblado chihuahuense donde según datos oficiales viven cerca de mil 800 personas cuyo sostén económico son la agricultura y el comercio.
En los últimos años, esta zona rural, famosa por su producción de calabacitas de exportación, ha experimentado grandes cambios como producto de esfuerzos públicos y privados tendientes a mejorar su imagen, perciben los moradores.
“Samalayuca es un pueblo que desde hace 6 o 10 años es totalmente diferente”, asegura Javier Meléndez Cardona, subsecretario de Desarrollo Rural del Estado en la Zona Norte. “Estuvo a punto de desaparecer. El Inegi presentaba tasas de decrecimiento de la población. No había empleos”.
En palabras del director de la Comisión Estatal de Vivienda, Suelo e Infraestructura (Coesvi), Carlos Borruel Baquera, la iniciativa “Pintemos Juárez” busca cambiar la imagen urbana y hacer que las familias sientan que su patrimonio tiene calidad y se mantiene en buen estado.

Más que la imagen
Pero más allá del rostro que ofrece a sus habitantes y visitantes, el pueblo que le da nombre a las famosas dunas tiene otros problemas para los que los primeros también demandan soluciones.
Sergio Anaya Herrera, presidente seccional de Samalayuca, explica que la localidad no cuenta con sistema de alcantarillado, lo que, asegura, la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS) busca resolver con una inversión de 18 millones de pesos.
“Tenemos una baja presión de agua por un problema que existe aquí”, señala el representante del poblado. “Son socavones. Tenemos una red de asbesto que está fracturada y esa agua se va para el subsuelo; se pierde presión y se desperdicia”.
Con más de treinta años en esas condiciones, el agua es el menor de los problemas, consideran algunos vecinos.
Aun cuando recibe apoyo desde la mancha urbana de Juárez, Samalayuca sólo cuenta con una patrulla de la Policía Municipal, afirma el presidente seccional.
De acuerdo con Anaya Herrera, este vehículo resulta insuficiente para patrullar los cuatro ejidos –Samalayuca, Ojo de la Casa, Vergel y Villa Luz– que integran la sección.
“Hay muchos ranchitos y con una sola no hacemos un recorrido tan grande, tan extenso”, dice la autoridad, quien asegura que en las inmediaciones viven unas mil 800 personas. “Nada más el Ojo de la Casa cuenta con 32 mil hectáreas. En los ranchitos es donde tenemos problemas”.
Los testimonios de colonos coinciden en que la violencia que vive Ciudad Juárez no es un problema que les robe la tranquilidad, puesto que la región no sufre los niveles de inseguridad derivados de las actividades de las organizaciones delictivas.
El subsecretario de Desarrollo Rural en la Zona Norte incluso considera que Samalayuca es “una isla” a la que nunca llegó la inseguridad que cimbró en Ahumada o en los poblados del Valle de Juárez.
“Nuestros hijos pueden ir a la escuela y regresar solos, eso en ninguna parte sucede. Las señoras sacan las sillas en las tardes en los patios para tomar el fresco y no sucede ningún hecho lamentable. La seguridad es envidiable”, señala.

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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