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Ni botiquín tienen los juzgados penales

Blanca Carmona/
El Diario de Juárez

2017-10-12

Los juzgados locales de Ciudad Juárez carecen de un médico, un botiquín y hasta de personal capacitado para atender emergencias médicas, denunciaron los operadores del sistema luego de que ayer una persona sordomuda se desmayó durante una diligencia.
Lo único que pudieron hacer fue acomodarla en una silla y abanicar con unas hojas.
Agentes de la Policía Procesal solicitaron auxilio al Cereso 3 de Ciudad Juárez y media hora después llegaron un médico y una enfermera.
Sin embargo, el galeno no se pudo comunicar con la paciente y al conocer que padecía de hipertensión arterial y diabetes recomendó que la trasladaran a recibir asistencia médica y se solicitó una ambulancia pero esta nunca arribó al edificio ubicado en la calle Barranco Azul.
Clementina Rocha Roque y tres familiares de ella se encontraban en la décima sala de la “Ciudad Judicial” presenciando la audiencia de vinculación o no de Roberto Carlos Herrera Rocha, acusado de haber cometido un asalto a una tienda de conveniencia, cuando ella se desvaneció sobre un pariente.
El juez de Control Adalberto Contreras Payán decretó un receso para que Clementina fuera atendida.
Primero le hablaron, luego alguien dijo que no oía bien, que se comunicaban con ella a señas y empezaron a tratar de moverla, le hicieron aire y le pusieron un papel impregnado con gel antibacterial para que el alcohol que contiene le ayudara a reaccionar.
Después los guardias de la caseta de entrada al edificio llevaron alcohol y se comunicaron al 911 para pedir una ambulancia.
Al mismo tiempo los elementos de la Policía Procesal pidieron apoyo al personal del Cereso 3 y unos 40 minutos más tarde a través del túnel que conecta al reclusorio llegaron un médico y su asistente.
Para ese momento Clementina había recuperado la conciencia y la habían acomodado en una silla del pasillo, para que la audiencia instruida a su hijo continuara.
El doctor trató de hablar con Clementina, pero ella sólo se tapaba los oídos con sus manos, fue entonces que el médico preguntó cómo se comunicaban con ella y un familiar dijo que a señas y que ella leía los labios. También cuestionó si era hipertensa y diabética.
“Acomódela para que me vea” pidió el doctor al tiempo que ponía su rostro frente a ella y le preguntaba si había tomado sus medicamentos. Pero Clementina no daba muestras de entender.
El médico se dirigió con el comandante en turno y le dijo que lo conveniente era que la trasladaran a recibir asistencia a un hospital o a un consultorio pues la presión arterial parecía controlada pero no sabía cómo estaban los niveles de azúcar.
El médico y la enfermera se retiraron. La audiencia seguida a Roberto Carlos también concluyó al ser vinculado por el delito de robo calificado, al parecer cometido el pasado 6 de octubre en un negocio ubicado en la calle Riveras de Monte Albán del fraccionamiento Riveras del Bravo etapa VIII, cuando ingresó portando un cuchillo y se apoderó de 39 cajetillas de cigarros y mil 070 pesos.
Apoyada en sus familiares Clementina empezó a dar unos pasos, luego la sentaron y minutos más tarde la volvieron a poner de pie para ver si ya podía caminar.
Un guardia de seguridad que vio la escena, acercó una silla de ruedas y la subieron para llevarla al estacionamiento en donde ya los esperaba un Uber previamente solicitado por policías procesales.

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