Karen Cano/
El Diario de Juárez
Con los dedos rotos y las caras cuarteadas, decenas de ‘Niños Dios’ llegan hasta el local de Alejandra Villordo cada año; sus dueños acuden a la artesana esperanzados en que ella les ‘devuelva la vida’ por medio del remozamiento de la pintura y estructura.
“Algunas personas les dicen que mejor compren otro ‘Niño’, que sale al mismo precio uno nuevo que la reparación del que tienen. Pero estas figuras cuentan con un valor sentimental incalculable”, expresó.
Una vida transcurrida entre santos y vírgenes la llevaron a darle un giro inesperado a su trabajo como comerciante, y desde hace 7 años su local de venta de artesanías al interior del Mercado Juárez, funge a la vez como ‘hospital’ de estas figuras.
“Se va acercando diciembre y aquí parece guardería”, dijo Alejandra sonriendo, mientras sostenía un Niño Dios que llegó sin brazos y con la cara raspada.
Estas figuras están muy arraigadas a la tradición mexicana de las Posadas, por lo que es a finales del año cuando más personas acuden a ella, luego de descubrir rupturas y daños en las mismas tras meses de estar guardadas.
Desde que era una niña, Alejandra recuerda haber corrido por los pasillos del recinto donde sus padres manejaban un local de venta de figuras religiosas y otras esculturas ornamentales.
Al crecer, comenzó con la administración de éste. Dentro de las labores de mantenimiento del negocio, la más complicada y apremiante es la del remozamiento de aquellas piezas que llegan desde el sur del país.
Algunas, durante su viaje a esta ciudad, suelen sufrir algunas rupturas o raspones en su pintura que deben ser remozadas antes de ofrecerse en venta.
“En el periodo de violencia en la ciudad las ventas del mercado bajaron mucho. Una señora vino y me preguntó que si le podía componer un niñito que tenía en su casa, me lo trajo y lo hice. Le cobré por la compostura y me recomendó clientes”, relató Villordo.
Fue así como inició a ofrecer sus servicios como reparadora de figuras.
Sus conocimientos son empíricos, pues no estudió nada relacionado a la creación o compostura de estas figuras, ni nadie de su familia hacía esto antes que ella.
Tanto se ha involucrado que hasta el momento ha manejado diversos tipos de materiales, como fibra de vidrio, cerámica, porcelana y pasta de arroz.
A sus manos han llegado imágenes con décadas de antigüedad.
“El arreglo más complicado que hice es de una Virgen de San Juan, de una altura de un metro, estaba su base totalmente quebrada, el vestido y la corona. Me tardé 2 meses en arreglarla. Fue meterle madera, la pasta, varilla, fue mucho trabajo”, relató.
La importancia de esta imagen, dijo, consistía en que la misma tenía tres generaciones en la familia de su cliente; por lo que fue muy emotivo poderla reconstruir.
“Siempre tratamos con el cliente que será imposible dejarla como de fábrica, pero siempre tratamos que quede lo mejor posible”, dijo.
Mencionó que hasta el momento desconoce si hay alguna otra persona o negocio que ofrezca el mismo servicio que ella, pero aseguró que lo hace con gusto.
Quien desee contratar sus servicios, dijo, basta con que acuda al Mercado Juárez, cualquier día de la semana. (Karen Cano / El Diario)
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