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El alimento es sólo una de sus carencias

Karen Cano/
El Diario de Juárez

2017-09-27

Todos los días Sonia Zubiate alimenta a su hija y a otros 600 niños que acuden a la escuela con ella.
“Vimos que una niña se desmayó del hambre que tenía, la directora vio la necesidad e hicimos este comedor. A mí me gusta estar aquí, hay niños que comen hasta tres veces”, relató la madre de familia mientras mezclaba los ingredientes de una ensalada.
Se trata del comedor de la Escuela Primaria Francisco González Bocanegra, que tiene apenas 3 años de haber iniciado labores en Riberas del Bravo Etapa 9, ubicada al suroriente en una de las zonas más marginadas de la ciudad.
Sobre la calle Ribera de Marfil, personal de la escuela se las ha arreglado para brindar el servicio de comedor desde hace 2 años, en el turno vespertino, que es el que les corresponde, y que cuenta con más de 600 alumnos.
Al principio las mamás llevaron las cazuelas y platos que tenían en casa, se las ingeniaron para comprar un refrigerador, una estufa y algunos otros utensilios, y armadas con platos desechables comenzaron a repartir comida.
“Los papás trabajan en la mañana y ya no les dan de desayunar o de comer cuando vienen ellos en la tarde”, dijo Sonia.
Al sonar la campana, un primer grupo de niños come, y luego regresan a clases para darle el turno a otro grupo.
Ayer, la comunidad escolar estaba de fiesta ya que después de varios sacrificios monetarios, lograron adecuar un pasillo como comedor.
“Ahora ya tenemos dónde meterlos, porque siempre han comido afuera”, dijo.
Esta labor es posible gracias a las acciones de Sonia, y otras madres y padres de familia, que cocinan y sirven en el lugar de manera voluntaria, con la única intención de hacer del espacio donde estudian sus hijos, un lugar mejor.
El recinto cuenta con apenas lo indispensable para poder cocinar. Resalta un estante en donde está toda la comida con la que cuenta “de aquí a quien sabe cuándo”.
Sonia relató que algunos aportan lo que pueden. Dijo que hubo un tiempo el que el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) les regalaba despensas, pero en determinado momento el apoyo dejó de llegar.
“También nos estuvo ayudando una organización cristiana, pero ya no ha venido. Le hacemos como podemos”, dijo.
El hambre es sólo una de las carencias del plantel educativo, que además cuenta en su interior con el paso de un caudal de aguas negras que requiere de infraestructura para evitar accidentes.
Tampoco cuenta con barda perimetral, y hasta el ciclo pasado no contaba con una sombra.
“Los niños no tenían dónde jugar, se gestionó una malla sombra y luego pusieron el domo”, dijo uno de los profesores.
Además no tienen bebederos, el drenaje está en malas condiciones, y el camión de la basura a veces no pasa debido a que se encuentra en un sector que consideran inseguro.
Aunque el futuro de la cocina de la escuela es incierto, las mamás, los niños y los maestros celebraron poder tener ya un techo bajo el cual comer.
Si alguien quiere apoyar a esta escuela, Sonia dijo que les hacía falta de todo, especialmente comida no perecedera y artículos desechables.

Escuela Primaria Francisco González Bocanegra
• Ubicada en Riberas del Bravo Etapa 9, uno de los sectores más marginados de la ciudad
• Tiene más de 600 alumnos
• El DIF y organizaciones los apoyaron en un inicio, pero luego los ‘olvidaron’

kcano@redaccion.diario.com.mx

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