Fernando Aguilar/
El Diario de Juárez
Juárez es el municipio del país que concentra el mayor número de personas que usan, abusan y dependen de las drogas legales e ilegales, un fenómeno que asienta aquí cifras incluso más altas que zonas metropolitanas más populosas como la del Estado de México.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información Básica en Materia de Salud (Sinba), que se alimenta de los datos que aportan los centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA) de las entidades federativas, esta localidad encabeza la lista de los principales municipios y luego se encuentran León, Pachuca, Tecomán, Ciudad de México, e Irapuato.
Las estadísticas, que también integran informes del Subsistema de Prestación de Servicios (SIS), corresponden a los primeros ocho meses del año en curso y están actualizadas hasta el 14 de septiembre pasado.
Autoridades y expertos de la sociedad civil califican esta situación como preocupante y coinciden en que puede atribuirse al hecho de que Ciudad Juárez es vulnerable a este problema de salud por su condición de frontera, lo que la vuelve una ruta del tráfico de drogas.
Arturo José Valenzuela Zorrilla, director médico de la Secretaría de Salud estatal en la Zona Norte, considera que en el fondo subyacen la falta de cohesión familiar, factores culturales y la ausencia de suficiente educación en salud.
“Estamos ante una situación geográfica, social y cultural que nos predispone a que tengamos el primer lugar en el consumo de estupefacientes”, señala el funcionario médico.
La base de datos de la Secretaría Salud federal permite advertir que en el plano local, hasta agosto de este año, el uso, el abuso y la dependencia de sustancias habían sido detectados en 4 mil 835 personas en los distintos CAPA, ubicados en las colonias Altavista, Águilas de Zaragoza y Azteca.
Otros registros dejan ver que, en el universo de las principales drogas de impacto, que son las que motivan a las personas a buscar un tratamiento, el alcohol se ha visto rebasado por otras sustancias.
Los números muestran que en lo que va del año, estas unidades han atendido mil 312 casos de alcoholismo entre hombres y otros mil 261 entre mujeres, pero 3 mil 571 –en ambos sexos– de adicciones a “otras drogas” que no son ni el tabaco, ni la mariguana, cocaína, metanfetaminas, inhalables o solventes. (6144)
Lo anterior supone que las sustancias –ilegales– que no entran en esa categoría han sido la droga de impacto del 45.05 por ciento de las 7 mil 926 atenciones hasta agosto brindadas en los CAPA locales.
Esta frontera se ve envuelta en estos números pese a que durante los peores años de la inseguridad, el Gobierno federal implementó aquí una estrategia a la que llamó “Todos Somos Juárez”.
Concebido para impulsar la reconstrucción del tejido social en la ciudad, este programa de la administración del expresidente Felipe Calderón Hinojosa giraba en torno a una serie de compromisos de intervención social en ámbitos como salud, economía, educación, deporte y cultura.
Archivos periodísticos documentan que en el lanzamiento de la iniciativa, en febrero de 2010, la Federación anunció que la inversión sería de más de 3 mil 383 millones de pesos, aunque, después, Calderón Hinojosa actualizó la cifra a más de 5 mil millones.
Los números que hoy presentan las bases de datos de información en salud son preocupantes porque se supone que los gobiernos deben ir bajando los índices de drogadicción, señala José Refugio Salazar Montes, presidente local del Colegio de Psicólogos de Chihuahua.
No obstante, el experto reconoce que las autoridades de Salud no son las únicas responsables de abatir el problema, pues variables como el hecho de que Juárez sea un centro de operaciones de los cárteles del narcotráfico obligan a otras dependencias a intervenir.
“No tiene que ver con que si están haciendo un buen papel o están fallando. Es un problema cultural, familiar. Al ser frontera, el tráfico de drogas se incrementa y los cargamentos, cuando no cruzan, se consumen de manera local. Salud no tiene la capacidad para detener el flujo porque no le corresponde”, explica.
Salazar Montes cree que las campañas de prevención no han dado frutos no porque hayan sido mal planeadas, sino porque, considera, el crimen organizado “se mueve” mucho más rápido que ellas.
Por eso, para Valenzuela Zorrilla, la única forma de revertir esta situación es apostarle a la educación en salud y al desarrollo social.
En la opinión del director médico de la Secretaría de Salud en la Zona Norte, los altos niveles de consumo de drogas han sido potenciados por causas tan variadas como el modelo económico de Ciudad Juárez, basado fundamentalmente en la industria maquiladora y lo que ésta implica en el ámbito social.
“Todo ese modelo es parte del trasfondo del problema y tenemos que atenderlo desde una perspectiva multidisciplinaria, amén de que la salud mental y las adicciones nunca han sido una agenda que se tome con seriedad”, dice.
El listado
• Ciudad Juárez
• León
• Pachuca
• Tecomán, Ciudad de México
• Irapuato
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