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El Diario de Juárez
Un charco de sangre seca cubierta con arena continúa en la calle donde un agente de la Fiscalía General del Estado murió a manos de ocho sicarios que le dispararon más de 100 veces, mientras los vecinos apenas se asoman por la ventana si acaso algo extraño sucede afuera.
“Nunca se había registrado algo así aquí cerca, ni siquiera cuando los años de violencia estaban en todo su esplendor”, dice una vecina de la calle Ixtapalapa 2 de la colonia Loma Linda, al norponiente de Juárez.
El ataque armado contra el policía ministerial fue rápido. Los vecinos, que apenas acceden a contar un poco el terror que vivieron, mencionan que la balacera duró un minuto o quizá un poco más, aunque para ellos el momento pareció eterno.
Eran las 9 de la mañana y el agente ministerial Mariano Contreras Rivera, de 30 años, jefe de escoltas del primer comandante de la Policía Investigadora, fue abatido por los pistoleros que lo rodearon mientras inflaba un neumático de la unidad oficial de la corporación, afuera de su vivienda.
A esa hora había gente llevando a sus hijos a la escuela, dice otra vecina en la misma calle que narra junto con su esposo que no supo si correr o tirarse al piso.
Los balazos se escucharon demasiado fuerte y cerca. Había otras personas que se amontonaron frente a una tienda de abarrotes que está en esa calle, gritando y rogando para que les abrieran la puerta.
Al darse cuenta de lo que estaba pasando, los vecinos llamaron al servicio de emergencias 911 y en pocos minutos llegaron policías de los tres niveles de Gobierno, incluso soldados, establece el reporte.
Elementos de la Policía Municipal y de agencias estatales realizaron diversos operativos en busca de quienes cometieron el homicidio, incluso subieron a los cerros que se ubican a un lado del Periférico Camino Real.
Los vecinos del policía caído dicen que lo conocían desde “chiquillo”. Era trabajador y “buen chavalo”, coinciden los entrevistados.
“Uno ve las ejecuciones lejos, pero ya cuando pasan con gente conocida sí se siente feo y triste”, dice una mujer, quien agrega que esa era una zona “calmada”.
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