Javier Olmos/
El Diario de Juárez
Sarahí Martínez se fue a Guadalajara en 2009 para estudiar la universidad y al terminar quiso regresar a Juárez, pero la violencia que agobiaba a la ciudad se lo impidió. Fue así que se refugió en Houston, Texas, hoy devastado por el huracán Harvey. Allá, la juarense y su familia se han caracterizado por dar ayuda humanitaria a decenas de familias damnificadas por el desastre.
“Somos afortunados de que no nos pasó nada y eso nos impulsa a dar la mano a quien lo necesite”, expresa Sarahí, quien todos los días acude a albergues a apoyar en lo que se necesita.
La juarense de 47 años vive con su esposo paseño y dos hijos en una subdivisión de Houston que no fue impactada por la tormenta, pero a 3 millas donde la historia es muy diferente, ha ofrecido apoyo a los habitantes y a personas que viven en la calle y se refugian en albergues temporales.
“Allá sí hubo acumulaciones de agua impresionantes”, relata. Es por eso que ella, su familia y algunos amigos se han dado a la tarea de hacer el bien por los demás.
La labor altruista nació desde que radicaba todavía en esta frontera, como miembro activo de la iglesia mormona. Su familia sufrió durante la época difícil algunos asesinatos y robos a mano armada en esta ciudad.
“Esa parte altruista viene de mi madre quien por algunos años iba a dar juguetes a los bomberos y daba comida en los cruceros en las navidades a personas indigentes”, recuerda.
“Empecé a sentirme muy bien repartiendo pavos el Día de Gracias, llevando gorros, abrigos y guantes a los niños en el puente Internacional de Juárez cuando iba de visita en las Navidades”, menciona.
Allá, en el vecino país, le ha tocado vivir en ciudades que curiosamente han sido impactadas por cuatro huracanes: el Katrina, en 2005, Rita, Ike y ahora Harvey. Pero desde antes, en el 85, ayudó a los mexicanos en el terremoto que se registró en la capital del país y a los haitianos en su isla en 2010.
Hoy quiere destacarse como una migrante que, al igual que muchos otros, hace la diferencia.
Parte de la ayuda que ha dado la hizo con dos de sus camionetas “altas”, apoyando a quienes se quedaron varados en la carretera, además ella como sus hijos y su esposo han limpiado casas y entregado ropa a diversos centros de acopio.
“No te queda de otra más que ser agradecido”, afirma.
Sarahí apoya además a través de la Cruz Roja americana y el Ejército de Salvación, sirviendo comida y recolectando ropa para los damnificados.
“Mi esposo es generoso más que yo, lo de él es nato, es capaz de regalar lo que trae puesto, yo soy quien lo detiene. Soy muy ordenada y precavida y siempre le sugiero hacerlo por medio de una organización”, dice.
Dice que la experiencia de haber presenciado otros huracanes le sirvió para prepararse con antelación con comida y la desinfección de agua, algo que, lamenta, no saben mucho otros ciudadanos.
Sarahí estudio aquí la secundaria en la escuela federal número 1 y la preparatoria en el Colegio de Bachilleres y dice que quiere mucho a Ciudad Juárez. Aquí viene de visita seguido haciendo lo mismo, llevando donaciones a los juarenses menos favorecidos.
“Soy orgullosamente juarense, creo en mi ciudad y también le devuelvo y agradezco la buena formación que tuve allá con excelentes maestros”.
“El hecho de sentir que quieres mucho a tu ciudad. Yo represento a los migrantes activos que quieren hacer las cosas bien en Estados Unidos”, expresa.
“Hay tantos héroes que nos motivan, policías, bomberos, voluntarios; en fin, tantas personas que prestan y dan sus propios recursos por sentir la satisfacción de servir al prójimo. Es una sensación muy padre, mis hijos lo dicen claramente”, afirmó.
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